Carlos Arnillas Denegri

El reino de “Pepe el vivo”

Informalidad, ilegalidad, corrupción y evasión tributaria

El reino de “Pepe el vivo”
Carlos Arnillas Denegri
30 de junio del 2017

Informalidad, ilegalidad, corrupción y evasión tributaria

Este mes se han producido pavorosos incendios en Lima sin que las autoridades encuentren una solución a tan complejo problema. Los casos casos emblemáticos son los incendios ocurridos en Mesa Redonda y Las Malvinas, emporios comerciales en los que el fuego devoró la vida de por lo menos dos personas y más de US$ 100 millones en mercadería, lo cual pone sobre el tapete dos temas irresueltos: la informalidad y la inseguridad generalizada.

Al margen de la inacción de las instituciones encargadas de enfrentar este fenómeno social que afecta a nuestro crecimiento económico, la ilegalidad mueve miles de millones de soles no declarados al fisco bajo distintas modalidades, como la evasión tributaria, el lavado de activos, la economía irregular y actividades ilegales. Todo ello ha dado lugar al reino de “Pepe el vivo” en una sociedad donde casi todo se compra o se vende en forma irregular.

Si la informalidad es alta en Lima, tiene mayor incidencia en regiones de alta pobreza y bajo nivel cultural, donde las leyes se violan por desconocimiento o por la corrupción de malas autoridades que han encontrado en dicho rubro un filón de ingresos mal habidos. De acuerdo a las cifras proporcionadas por el INEI, más del 50 % de pequeños empresarios y comerciantes no tributan, y esa cifra se ve incrementada por el lavado de dinero proveniente del narcotráfico y de la minería ilegal que depreda impunemente el medio ambiente.

Es por ello que el Estado debe asumir su rol promotor, a través de la dación de incentivos que simplifiquen la formalización y que atraigan al pequeño empresario y comerciante. Se debe cambiar la política persecutoria y abusiva de la Sunat, ente recaudador que ha visto seriamente afectados sus ingresos en los tres últimos meses, debido a su incapacidad para ampliar la base tributaria.

Paralelamente, desde el Congreso deben dictarse leyes que impidan el abuso de los recursos de amparo, de las medidas cautelares y de los silencios administrativos que favorecen a los infractores y anulan los esfuerzos fiscalizadores de las Instituciones Públicas y de Control.

Por otro lado, debe existir sanciones para los parlamentarios que, aprovechándose de su condición de legisladores, elaboran proyectos de ley con nombre propio y de claro beneficio personal; tal como ha ocurrido con el congresista Elard Melgar, autor de un dispositivo legal que lo beneficia y, en cambio, perjudica a más de 1,800 usuarios de la Junta de Regantes del valle de Huaura. También elaboró otra ley prohibiendo la importación de leche en polvo, en clara maniobra atentatoria contra las empresas que requieren de dicho insumo, privilegiando abusivamente su condición de ganadero lechero en el norte chico. Ello no es ético, por lo que debería ser investigado por la Comisión de Ética del Congreso.

El Estado necesita modernizarse y las instituciones que lo sustentan tienen que asumir su rol. Los gobiernos locales deben extremar su celo en el otorgamiento de licencias de construcción y de funcionamiento, desterrando los actos de corrupción. El Indecopi y la Digesa deben velar por la salubridad de la población a través de un eficiente control de calidad de los alimentos; los jueces, fiscales y la Policía Nacional deben luchar contra la corrupción y la informalidad que enriquece a unos pocos en desmedro de una gran mayoría.

PPK prometió durante su campaña hacer crecer la economía, luchar contra la informalidad, la corrupción y la inseguridad. Ha pasado casi un año de gobierno y aún no se ha logrado mucho. Por ello, es fundamental que reoriente su esfuerzo, buscando consensos y trabajando en equipo con los otros Poderes del Estado para revertir esta situación.

Asimismo, es fundamental que el gobierno, a través de los ministerios de Trabajo, Cultura, Educación, etc., emprenda en forma agresiva y sostenida una cruzada que promueva y fomente los “valores sociales”, desde la escuela, la universidad, las empresas, las instituciones públicas y privadas, etc., para erradicar los malos comportamientos sociales y crear una nueva generación de peruanos imbuidos de valores éticos que contribuyan al engrandecimiento del país. Esta tarea debe empezar en el hogar.

 

Carlos Arnillas Denegri

Carlos Arnillas Denegri
30 de junio del 2017

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