Carlos Adrianzén

El principio del fin

La propuesta de reforma del Sistema de Pensiones

El principio del fin
Carlos Adrianzén
14 de noviembre del 2017

Tal como anticipáramos hace una semana, hoy se activó una bomba. Se hizo pública una propuesta de Reforma del Sistema de Pensiones, por una sugestiva comisión de expertos. Estos señores nos plantearon —para beneplácito de la ministra—- retroceder a los tiempos cuando la burocracia manejaba el tema previsional.

 

Lo bueno de activar esta bomba es que los responsables están a la vista. Es una propuesta pedida por el MEF gracias a la abdicación de las responsabilidades legislativas del Congreso. Los congresistas serán los directos y finales responsables de cualquier estropicio previsional derivado.

 

Nótese que enfocamos básicamente la propuesta de reforma de un ente desesperado por gastar y de financiar su explosivo déficit a rajatabla (el MEF).

Lo de una comisión de técnicos expertos independientes queda para almas cándidas y creyentes. Los comisionados, al final, solo configuran un decoroso furgón de cola para el penoso acto de poner otra vez al gato de despensero y de despreciar nuestra vergonzante historia previsional. Esto, que hoy se presenta como una maravilla curativa que corregiría todo lo malo del sistema previsional peruano, implica solo la verosímil repetición de una pesadilla.

 

Aunque muchos no lo quieran recordar la historia previsional reciente de nuestro país (del IPSS y otros esquemas de reparto estatal) implica un ejemplo de cleptocracia sin culpables ni presos. Pero recordémoslo una vez más. Cuando se crea el sistema previsional privado (las AFP y compañía) no quedaba casi nada. Todo había sido esquilmado por inflación y desmanejos.

 

En los años ochenta se confió —como hoy— en una burocracia que ordenaría y manejaría todo. Hoy la propuesta de Copper (perdón de la Comisión de marras) dibuja un camino mágico y romántico en el que nuevamente le entregaríamos a la burocracia de turno la gestión de la plata de los trabajadores.

 

Se dice que gracias a su maravillosa gestión la Comisión mejoraría las jubilaciones y le daría una jubilación adecuada a casi todos. Esto implica básicamente pamplinas. El grueso de nuestra fuerza laboral carece de capacidad de ahorro previsional.

El esquema se construye sobre un primer paso: la creación de una Comisión de Protección Social que centralizaría la recaudación de los aportes de los trabajadores para las cuentas individuales y para el fondo de reparto (cuyo futuro financiero luce extremadamente gris).

 

Con ello ya se obtendría al día siguiente de su vigencia un flujo de liquidez fresca para el fisco. Esta entidad recibiría ahorros líquidos y, en cambio, podría proceder a su criterio a depositar (perdón invertir) en bonos basura (ya sabemos de qué gobierno). En el informe se habría reculado con lo de la asignar directamente a la Sunat como ente recaudador, aunque esto podría ser corregido con facilidad (si nos quedamos calladitos).

 

El segundo paso en esta secuencia implica trasladar los fondos ya ahorrados a esta Comisión de Protección Social. Aquí no se especifica claramente el proceso ni cómo van a manejar cuentas individuales de propiedad privada (solventes y significativas) y fondos (que requieren de transferencias del gobierno para cumplir con sus compromisos) sin esquilmar discretamente a las primeras.

 

Las otras interrogantes despertadas por el informe (con el perdón anticipado a la imagen de don Mario Moreno) implican también dilucidar cómo manejarán las transferencias. ¿Que agentes privados se harán multimillonarios en estas operaciones?

 

Muy pesada piedra para el nuevo contralor general de la República eso de enfrentar al mediático (financiador de medios y desesperado) MEF, sin duda alguna.

Algo debemos tener muy claro. A menos que lo expliquen mejor (o reculen), este proyecto trasciende lo que denuncia hoy el gremio respectivo (la desaparición de estas empresas y los empleos de sus trabajadores).

 

Implica dos cosas mucho más negativas e importantes. Primero el esquilme gradual de los ahorros previsionales de varias generaciones de trabajadores al financiar al fisco y a un ente estatal con un alto componente desfinanciado. Un cambiazo de ahorros diversificados por bonos del gobierno de valor futuro sujeto a duda. Una cosa es tener tus fondos en una firma privada con cuentas claras y otra es que —abusivamente— te obliguen a financiar el gasto corriente del MEF.

 

Lo segundo implica la desaparición paulatina del colchón financiero previsional en relativamente poco tiempo. Sin el 24% de ahorro previsional, la senda del PBI potencial será previsiblemente menor.

 

Pero tienen un problema. Expropiar indirectamente (vía un cambio regulatorio) cuentas de propiedad privada tendrá responsables políticos y judiciales. Esta vez no será la inflación.

Carlos Adrianzén
14 de noviembre del 2017

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