Carlos Sotomayor

El preso Fujimori y el escribidor

El preso Fujimori y el escribidor
Carlos Sotomayor
04 de marzo del 2016

Verdades y mitos sobre una intensa polarización

La obra literaria de Mario Vargas Llosa, nuestro ilustre Nobel, no es una de mis predilectas, valgan verdades. Y, sin embargo, no dejo de reconocer que se trata de uno de los escritores latinoamericanos más importantes de la historia. La máxima distinción literaria, el ansiado Premio Nobel, es una muestra irrefutable de su talento (al margen de algunas novelas que palidecen al costado de sus grandes obras).

MVLL acaba de presentar en España su más reciente novela, Cinco esquinas (Alfaguara, 2016); y, sin embargo, aquí, en nuestro país, se ha desatado una andanada de críticas no precisamente enfiladas a su nuevo libro sino a raíz de una entrevista exclusiva concedida al colega de La República, Nilton Torres.

Los críticos, no literarios sino de las ideas –aunque evidencien justamente la ausencia de ellas–, braman a los cuatro vientos: “Qué derecho tiene de opinar si vive fuera del Perú”, “respira por la herida de haber perdido frente a Fujimori”, “pésimo garante, por su culpa tenemos a Humala de presidente”.

Vivir fuera del Perú te quita el derecho a opinar sobre tu país. Dictamen de tinte nacionalista radical –¿no les parece? – que esgrimen precisamente los anti-nacionalistas o anti-humalistas. MVLL le tiene envidia a Fujimori. Claro, resulta evidente, MVLL hubiese preferido la cárcel “dorada” a ganar el adefesiero Premio Nobel de Literatura. Pésimo garante. Que yo recuerde, lo que “garantizó” MVLL fue que Humala no se convertiría, una vez elegido, en una suerte de Chávez y transformara al Perú en un nuevo Venezuela. Bueno, eso, no ha sucedido, ¿verdad?

No obstante lo señalado, debo decir que no comparto algunas de las ideas expuestas por MVLL en la entrevista en cuestión. Me parece que su balance sobre el actual gobierno es demasiado condescendiente. Evidentemente, este ha sido un gobierno ineficaz, que ha detenido el crecimiento debido a una falta de liderazgo, de ideas claras y de un equipo solvente, entre otros aspectos. Y para rematar el asunto, ahora pesa sobre el presidente la sospecha de haber recibido un soborno de una empresa brasilera.

Admitir que este gobierno es un desastre no significa, apreciado Mario, una tácita aceptación de haberse equivocado al apoyar al candidato Ollanta Humala en aquella segunda vuelta, del 2011, ante Keiko Fujimori. En esto último no puedo estar más de acuerdo con usted. En ese momento era la mejor opción, o el mal menor. La incertidumbre frente a lo ya conocido y padecido: la dictadura fujimontesinista.

Y ahora, a excepción del impresentable de César Acuña, sigo pensando que la peor opción sigue siendo Keiko Fujimori. No por ella, como algunos podrían suponer (y exclamar: por qué endilgarle los errores del padre –errores, dicen, no delitos–), sino por lo que representa: el regreso del fujimorismo. ¿O acaso alguien cree en esa mal armada parodia del supuesto desmarque con la figura de su padre?           

CARLOS M. SOTOMAYOR

 
Carlos Sotomayor
04 de marzo del 2016

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