El Perú es el Perú y sus circunstancias

Sobre cómo comprender a las personas y a nuestra sociedad.

“Yo soy yo y mis circunstancias”, postuló el filósofo español José Ortega y Gasset. Esta frase significa que una persona crea su concepción del mundo en base a sus atributos personales y lo que ha visto, sentido y experimentado, y también las características del medio que la rodea. Es decir, las personas son esa relación inescindible entre su yo y sus circunstancias.

En mi caso, buena parte de mi vida ha estado marcada por la presencia y ejemplo de mujeres. Fui hijo y nieto único por el lado materno hasta los diez años de edad, cuando nació mi hermana; y en mis primeros años la mayoría de personas de mi entorno familiar más cercano eran mujeres: madre, abuela y tías. No obstante, el rasgo más resaltante de ellas para mí no fue su género, que fue una mera casualidad de la naturaleza, sino su inquebrantable vocación de enseñar. Mi madre es abogada y profesora, y fundó un nido; mis tías fueron catedráticas; mi abuela es profesora, y fundó un colegio y un instituto de educación superior de pedagogía; y mi bisabuela fue profesora y fundó el primer colegio privado de Barranca. Mi visión del mundo está ligada a estas vivencias. Provengo de una familia de educadoras, por lo que siempre he estado convencido de que esta es la más noble de las profesiones, porque libera y empodera a las personas.

Partiendo de la premisa del filósofo español, postulo que así como una persona es su yo y sus circunstancias, la “personalidad” de una sociedad está determinada por el conjunto de personas que la integran y sus respectivas circunstancias. Es decir, por efecto de los “yo” y circunstancias de los integrantes de una sociedad, se genera una conciencia colectiva, una cultura que comprende una serie de principios, costumbres y tradiciones, que hace que las personas adquieran una manera particular de ver el mundo y relacionarse con él.

Aplicado a nuestra realidad, el Perú es el Perú y sus circunstancias. Para entender a nuestra sociedad debemos comprender que esta es una sumatoria de personas definidas por sus atributos personales y sus circunstancias particulares (medioambiente, acceso a servicios básicos, oportunidades de trabajo y educación, entre otros). Teniendo ello en cuenta, ahora que estamos en el mes patrio y a un lustro de conmemorar el Bicentenario de nuestro país —que no será una simple fecha en el calendario o un feriado largo, sino un hecho histórico y motivo de orgullo—, debemos preguntarnos cómo podemos mejorar como sociedad.

La respuesta pasa primero por reconocer que el Perú es un país de muchas naciones; por ende, no tenemos una “personalidad” única como país. No obstante, a pesar de las diferencias culturales, en los grandes temas nacionales todos los peruanos tenemos las mismas aspiraciones, siendo una de las más importantes contar con educación de calidad. Que nuestros hijos tengan la oportunidad de formarse adecuadamente no es una postura de izquierda o derecha, es sentido común. Una población educada es más competitiva y productiva, impulsa el desarrollo del país y genera más riqueza. Para alcanzar esta meta, necesitamos incrementar la inversión en educación al 6% del PBI, implementar acreditaciones privadas, fomentar la competencia y combatir la desnutrición infantil. También hacer algunas reformas relacionadas, que solo serán posibles si existe consenso entre los cuatro actores principales para el fomento de procesos de cambio: la sociedad civil, el empresariado, la administración pública y la clase política.

Como reflexión final, la frase completa de Ortega y Gasset fue “yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo”. Salvar la circunstancia significa entender nuestro entorno y mejorarlo. Esa es nuestra tarea, entender las circunstancias del Perú y mejorarlas para que podamos vivir mejor. Empecemos mejorando la educación.

Franco Germaná Inga.

@FrancoGermana