Tino Santander

El pecado mortal es traicionar al pueblo

El pecado mortal es traicionar al pueblo
Tino Santander
11 de julio del 2017

Urge organizar un movimiento de izquierda democrática

La cúpula alanista que se ha apoderado del Apra puede reunirse en todos los congresos que quiera, elegir a Alan García presidente del partido cuantas veces sea; puede seguir usando el nombre de Haya de la Torre, el de los fundadores, el de miles de perseguidos, desterrados; pueden discursear emocionados de renovación y del retorno al mundo popular y a los principios de izquierda que inspiraron al partido. Pero a esa cúpula no le creerán nunca porque traicionó los ideales y las luchas heroicas del aprismo.

La corrupción se investiga y se sanciona con energía; pero la traición alanista se grabó en la conciencia, se guardó en el alma y no se olvida. Es pecado mortal y se castiga como lo hizo el pueblo al infligir una derrota catastrófica a Alan García, quien obtuvo apenas un 5.83% de los votos en la última elección presidencial.

Algunos aseguran que todo fue normal y celebran la elección de los nuevos dirigentes, otro grupo denuncia fraude y sostiene que los votos fueron comprados. ¿Puede ese Apra pretender recuperar la confianza del pueblo y reubicarse a la izquierda como anuncia Alan García? La crisis del Apra no es pasajera ni momentánea. Es terminal y divorcia al aprismo de los más humildes, de sus esperanzas y de sus sueños.

Haya de la Torre en 1930 señaló el destino que tendría su vida: “Pude tomar otro camino; pude, quizás, obtener las ventajas adjetivas de la política siguiendo los rumbos conocidos en nuestra criolla escuela de arribismo. Sé que he escogido el camino más difícil porque he querido abrir una nueva ruta al porvenir del país... y la responsabilidad del poder no la considero yo sino como la más difícil de todas y como el mayor de los sacrificios...” (Obras Completas. Tomo V “El proceso de Haya de la Torre" p. 324-325).

El Perú necesita un movimiento popular organizado como una expresión política de izquierda democrática, que sirva de contrapeso a los intereses de los grandes grupos de poder que solo buscan utilidades, sin comprender el desarrollo nacional ni las inmensas desigualdades sociales. El Apra ha dejado de ser el referente popular, mientras las izquierdas estén divididas, atomizadas y sin horizonte político, las mayorías se adhieren momentáneamente al populismo fujimorista, espejismo donde creen encontrar la salida a su desesperada situación de vida. Algunos bastiones políticos como el ex "solido norte" rechazan masivamente al aprismo, en tanto el otrora “sur rojo” es impredecible.

Es el limbo donde quedan abandonados diez millones de peruanos sin agua ni desagüe, sin crédito agrario ni vivienda popular. Es la indefinición que no ayuda a disminuir el inmenso déficit en infraestructura, salud, educación, puertos, carreteras, telecomunicaciones. Que se reforme la regionalización para evitar una guerra entre movimientos regionales mafiosos. Necesitamos una izquierda democrática honesta, con un programa que supere a los neoliberales y al clan tecnocrático que gobierna desde una burbuja alejada de la realidad.

Frente a la dramática situación que afrontan millones de peruanos empobrecidos y marginados urge organizar un movimiento de izquierda democrática que luche por la transformación y realice la revolución social que Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui impulsaron con sus ideas y su acción.

 

Tino Santander Joo

Tino Santander
11 de julio del 2017

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