Martin Santivañez

El pacto social demócrata

El pacto social demócrata
Martin Santivañez
14 de agosto del 2015

Sobre el acto político entre liberales vargasllosistas y colectivistas

La política peruana, más que un ejercicio de amigos y enemigos según la dialéctica schmittiana, se caracteriza por la tibieza en los pactos y la poca duración de los compromisos. Esta maleabilidad del consenso diluye la visión a largo plazo y facilita la inestabilidad estatal, minando el buen gobierno. Por eso, la ausencia del consenso es sinónimo de ineficiencia.

Con todo, no todo consenso es bueno per se. Es posible un acuerdo en el que se busque destruir sistemáticamente las raíces y los valores de una sociedad. Este es el claro objetivo del pacto social demócrata firmado por un sector del liberalismo peruano con la progresía local. Se trata, por supuesto, de un pliego común que pasa por la destrucción de las raíces cristianas del país y el establecimiento de la dictadura de lo políticamente correcto. El pensamiento único se ha transformado en la base que une estos dos sectores ideológicos. En el trasfondo moral, en los valores esenciales, tanto el liberalismo como el socialismo comparten una antropología que aspira a construir una realidad en la que “el hombre es la medida del hombre”. Ya sea en el individualismo egoísta como en el colectivismo radical, el hombre, para estas ideologías, es la referencia esencial, el Alfa y el Omega de la creación.

Por esta base común es posible que el pacto entre estas dos ideologías permanezca en el tiempo. Un sector del liberalismo peruano y la totalidad de la progresía comparten objetivos similares que no son otros que los del consenso social demócrata. De esta forma, la agenda yuxtapuesta entre estos dos espacios reducidos del espectro político permite que ambos grupos actúen de manera coordinada. Si el respaldo electoral es esquivo para su proyecto, eso no impide que la alianza avance en el control de los medios de comunicación y se consolide en otras esferas de poder.

El liberalismo, aunque considere lo contrario, tiene todas las de perder en semejante contubernio. Políticamente está alimentando a sus verdugos. Socialmente está minando las bases de la convivencia que facilita las interacciones en el mercado. E ideológicamente está pactando con un colectivismo que no tardará en traicionarlo. Sin embargo, es un pacto que no tiene vuelta atrás porque el sector liberal más poderoso del país ha decidido seguir el sendero de Vargas Llosa y caviarizarse hasta el punto de optar por la proscripción de la mitad del país (el fujimorismo y el aprismo) en función de una nueva alianza (PPK-Toledo-izquierda tradicional). ¡Extraña consecuencia para un pensamiento que nació buscando la unidad!

Por Martín Santivañez Vivanco

Martin Santivañez
14 de agosto del 2015

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