Martin Santivañez

El pacto de la muerte

El pacto de la muerte
Martin Santivañez
17 de octubre del 2016

Entre la izquierda caviar y los liberales del lobby gay

Cuánta razón tuvo Carlos Semprún cuando dijo que “si la izquierda dijera la verdad, no existiría”. La izquierda no dice la verdad, pero es posible rastrear sus intenciones porque finalmente la frase evangélica “por sus obras los conoceréis” es plenamente actual. Por eso, por los actos fiscalizables de la izquierda es posible escudriñar sus móviles y objetivos políticos. En tal sentido, es posible sostener que el consenso socialdemócrata ha llegado al Perú, veinte años después, revestido de la misma falta de originalidad y bajo los mismos postulados que alentaron en Europa la alianza táctica entre la izquierda caviar y los liberales del lobby gay.

De allí la foto publicada este fin de semana en lo que queda de El Comercio, una estampa en la que Bruce camina de la mano y sonriente con la Pasionaria del Frente Amplio, Marisa Glave. El retrato escenifica en clave peruana la alianza entre el liberalismo pepekausista progay (de intención mercantilista) y la mátrix caviar que sirvió de soporte mediático a Nadine Heredia. Este contubernio de liberales progray y caviares sin padrón es fundamental para comprender los tres últimos gobiernos y el resultado de la elección de 2016, en la que San Isidro se unió a Verónika Mendoza. He aquí la alianza que dota de contenido ideológico al gobierno de PPK. El gobierno no tiene doctrina, solo está interesado en la gestión por resultados de Zavala, en el mejor de los casos; y en el peor, en el clásico lobby de gorgojos y densitómetros. Por eso, ante la orfandad de programa político, el contubernio de los caviares con los liberales progay suple este extremo.

Solo así es posible interpretar los movimientos de esta alianza mientras el núcleo duro del presidente colapsa. Si Moreno cae, el contubernio actualiza la agenda LGTB. Si los gorgojos generan problemas, el contubernio presenta un proyecto para abortar al concebido. Si la popularidad de PPK se hunde, el contubernio se empeña en atacar a la Iglesia católica y en fomentar el anticlericalismo de los medios. Como es obvio, este contubernio perjudica la capacidad de respuesta del gobierno y abre demasiados flancos en un escenario de crisis política. Eso es precisamente lo que sucede cuando el móvil es ideológico. Para el contubernio primero es la ideología, después el diluvio.

PPK debería examinar muy bien cuánto aporta a su gobierno una alianza de este calibre, que solo abre frentes cuando lo fundamental es lograr apoyos o abstenciones. En vez de ayudar a la gobernabilidad, el contubernio debilita las iniciativas de Palacio. Fuerza Popular, liderando a la oposición, tiene que comprender un principio fundamental: las alianzas tácticas y operativas se mueven en función a la coyuntura, no así los contubernios ideológicos. La agenda ideológica es una agenda de principios y, por tanto, es un programa irrenunciable. Por eso, en la acera de enfrente, Fuerza Popular siempre tendrá al lobby liberal progay y a los caviares expertos en infiltrar al Estado. Ellos encarnan el pacto de la muerte que todo partido popular debe combatir.

 

Martín Santiváñez Vivanco

 
Martin Santivañez
17 de octubre del 2016

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