Jorge Morelli

El otro polaco

El otro polaco
Jorge Morelli
31 de mayo del 2017

Zbigniew Brzezinski y su aporte a la caída del comunismo

Este año en el mes de octubre —noviembre según el calendario gregoriano— se cumple un siglo de la revolución bolchevique en Rusia, de 1917. Carlos Marx profetizó su fracaso.

En efecto, en su último libro Formas precapitalistas, más conocido como “Formen”, el mayor pensador revolucionario del siglo XIX predijo con clarividencia lo que ocurriría en el siglo XX. Pronosticó que si la revolución del proletariado se producía en un país de población campesina sin proletariado, como Rusia —lo dijo expresamente—, esa revolución se desnaturalizaría irremediablemente y degeneraría.

Nadie ignora lo que sucedió setenta años después, cuando el imperio totalitario de la Unión Soviética se desplomó en pedazos ante los ojos incrédulos de todo el mundo, que veían a los berlineses derribar el Muro que dividía a su a patria desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. La puerta de Brandenburgo, esa noche, fue un símbolo para la humanidad entera. Con el tiempo se ven las cosas en perspectiva y es menos difícil distinguir las evidencias que entonces pasaron inadvertidas.

El mes de mayo guarda algunos de esos secretos. Este mayo de 2017 ha muerto —en Virginia— Zbigniew Brzezinski, el otro polaco. El consejero de Seguridad del presidente Carter entre 1977 y 1981 fue el autor de la política que derrotó a la Unión Soviética en Afganistán. Fue él quien empoderó a la Iglesia católica de Polonia como interlocutor con la oposición anticomunista de ese país, que luego daría nacimiento al sindicato Solidaridad de los obreros del astillero de Gdansk y a su líder Lech Walesa. Visto desde hoy, aquel fue el principio del fin del comunismo.

Quién sabe qué tan determinante fue en estos acontecimientos que mientras un hombre nacido en Varsovia se hallaba en el poder en EE. UU., en esos mismos años otro hijo de Polonia —el verdadero gestor de la caída del comunismo— llegara al Papado de Roma: Karol Wojtyla, Juan Pablo II.

En el fallido atentado del turco Mehmet Ali Agca, el 13 de mayo de 1981, una bala rozó su corazón. Otro 13 de mayo de 1917, el mismo año de la revolución bolchevique, hace un siglo estos días, una visión profética —la de Fátima, en Portugal— se había referido a la muerte del Papa. Luego del atentado, Juan Pablo leyó su texto. “Fue una mano materna la que guió la trayectoria de la bala y el Papa agonizante se detuvo en el umbral de la muerte”, comentó un 13 de mayo años después.

Esas revelaciones incluían una relativa a Rusia. Advertían de los peligros del totalitarismo que “esparcirá sus errores por el mundo”. Lo mismo que dijo Carlos Marx. Las profecías no predicen el futuro, advierten de sus peligros. Evitarlos es el trabajo de quienes tienen el poder para hacerlo. Afortunadamente, en el momento y el lugar correctos, estos dos hijos de Polonia lo consiguieron.

 

Jorge Morelli

@jorgemorelli1

jorgemorelli.blogspot.com

 
Jorge Morelli
31 de mayo del 2017

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