Neptalí Carpio

El llanto de Adam Smith y Karl Marx

El llanto de Adam Smith y Karl Marx
Neptalí Carpio
25 de noviembre del 2016

Por el proteccionismo de Trump y el “comunismo capitalista” chino

Apelando nuevamente a las herramientas del razonamiento contrafáctico, vale la pena ponernos en la siguiente situación hipotética: ¿qué pasaría si por unas horas revivieran los padres del liberalismo económico y del socialismo, Adam Smith y Carlos Marx, respectivamente? No cabe duda de que entrarían en gran desconcierto por lo que sucede actualmente en nuestro planeta, sobre todo porque los países que ellos imaginaron como líderes de sus ideas se encuentran en las antípodas de sus propuestas.

Adam Smith, uno de los padres del librecambismo, se jalaría los pelos al ver a los empresarios y obreros norteamericanos votar y aplaudir las propuestas proteccionistas de Donald Trump y enterarse de que en otras partes del mundo se forman coaliciones de extremistas de izquierda con ultraconservadores nacionalistas, casi de la mano, para defender las economías cerradas. Y el propio Karl Marx se arrancaría las barbas al ver que el presidente de la República Popular China ya no aboga por la frase “proletarios de todos los países uníos”, sino por otra: “empresarios y naciones de todos los países uníos para crear zonas de libre comercio” y frenar el proteccionismo que amenaza con la llegada de Trump a la Casa Blanca. Y el autor de El Capital estaría al borde del llanto al escuchar esa extraña frase del “comunismo capitalista”, como un nuevo régimen económico en China, del cual hablan los chinos; un verdadero sancochado ideológico.

Las lágrimas asomarían también en el rostro de Adam Smith al escuchar, en la APEC de Lima, al presidente de China y líder del Partido Comunista de ese país, decir que si Estados Unidos retrocede al proteccionismo, China ocupará su lugar para liderar el libre comercio mundial. Y tanto Marx como Smith se mirarían las caras con rostros adustos al escuchar la reciente reafirmación de Donald Trump en relación a que una de sus primeras medidas será renunciar al TPP y la zona de libre comercio entre México, Canadá y EE.UU.

El economista escocés intentaría burlarse de Marx, enrostrándole que el verdadero fantasma que predijo en el Manifiesto Comunista no es el del socialismo, sino una ola de movimientos nacionalistas que ponen en peligro experiencias exitosas de integración, como la Unión Europea. Pero el autor del El Capital volvería al contraataque endilgándole al autor de La riqueza de las naciones que la madre del capitalismo de libre concurrencia, el Reino Unido, es ahora el bastión de la oposición a la experiencia más avanzada de integración continental, desde el Brexit.

La conversación de ambos fluiría en un mundo donde lo que prima es la incertidumbre. Con una amenaza de vuelta a aranceles altos, productos subsidiados, alza de intereses bancarios y medidas anti migratorias, como rompiendo la barrera del tiempo. Los bancos centrales se enzarzan en una guerra de guerrillas para devaluar los tipos de cambio. Todos esos movimientos parecen ir en la misma dirección: una guerra comercial y una vuelta al nacionalismo económico para poner obstáculos al comercio. Paradójicamente, no es el mundo que soñaron ni Marx ni Smith.

Ambos clásicos del pensamiento económico del siglo XIX se reirían de artículos tan sonados a inicios de la década de los noventa como “El fin de la historia” de Francis Fukuyama, cuyo texto parece ahora una simple estupidez. Y ambos coincidirán en que lo que asoma son escenarios similares previos a la Primera o Segunda Guerra Mundial. Contrariamente a las predicciones acerca del fin de las ideologías, todo parece indicar que,en las nuevas condiciones de la globalización y de las redes sociales, lo que se prefigura es un escenario mundial para escribir un artículo cuyo título podría ser “La historia se repite”; pero quizá no sea como comedia, sino como tragedia.

Tanto Marx como Smith coincidirán en que hoy, en la segunda década del siglo XXI, en la era de la globalización y de los intercambios a escala planetaria, los nacionalismos parecen estar de regreso, con su carga de exclusión, fanatismos, odios, sentimientos colectivos manipulados e identidades locales activadas por la irracionalidad de algunas minorías iluminadas. En consecuencia, dirían que un nuevo momento de debate intelectual se avecina. Y serán muchos los que desempolven, tanto La riqueza de las naciones como el El capital. No es casualidad que la venta y lectura de ambos libros en las últimas semanas haya crecido, tanto en EE.UU. como en Europa.  

 

Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
25 de noviembre del 2016

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