EL INEN Y LA LUCHA CONTRA EL CÁNCER

Baja calidad de servicio y cobertura insuficiente

Por distintas razones me ha tocado conocer de cerca el tratamiento del cáncer en distintos escenarios. Sin duda, es una enfermedad a la que debemos tenerle mucho respeto; pero sobre todo una enfermedad que, con el transcurrir los años, tiene cada vez una más alta probabilidad de cura frente a una detección temprana.

En Perú existen pocos hospitales en los que se trata el cáncer. El Instituto Nacional de Enfermedades Neoplásicas (INEN) es el centro de alta complejidad, especializado en el tratamiento de esta enfermedad, a nivel nacional. En el INEN se encuentran los mejores médicos, cuenta con un staff reconocido a nivel internacional y con las máquinas más modernas para detectar el cáncer en sus estadios iniciales.

Sin duda todos estamos de acuerdo en que la administración de los recursos con los que cuenta el INEN deben ser supervisados, de manera que se garantice un gasto eficiente en el tratamiento de los pacientes. Así, es totalmente lógico que se reduzca el componente de gasto administrativo, si parte de este puede ser asumido por el Minsa o alguna otra institución pública.

No obstante, queda claro que se trata de contar con indicadores de eficiencia y calidad en el gasto público. Pero no de reducir la autonomía que se requiere para plantear una política pública activa que posibilite atender a los pacientes con la oportunidad necesaria, al mismo tiempo que desarrolla campañas preventivas para reducir los casos en los que la enfermedad se detecta en su fase terminal.

Hoy en día, son cientos de personas las que hacen colas en la calle desde las cuatro de la mañana (en promedio) para atenderse en una sesión de quimioterapia; mientras que al recorrer los pasillos del INEN —como ocurre en otros hospitales— hay pacientes que duermen porque vienen de provincias y no tienen donde alojarse. Así, para recibir las medicinas, es común ver a los propios enfermos haciendo cola, para pasar las hasta ahora tres fases: facturación, cobro y recepción.

Conozco el INEN desde el año 2001 y soy realmente consciente de que se requiere una reingeniería de los procesos. Pero creo que el problema más potente es lograr una adecuada gestión, que simplifique trámites, reduzca etapas en el proceso y permita atender de mejor manera a un número creciente de pacientes, que podrían haber sido atendidos en centros de menor especialización, si las campañas de detección temprana funcionasen.

Los retos en salud son enormes; el objetivo del gobierno es saludable si lo que se busca es que el mayor gasto se concentre en la atención médica. No obstante, queda claro que se requiere una acción mucho más rápida para resolver el problema de baja calidad de servicio y cobertura insuficiente.