Neptalí Carpio

El IGV en el centro del debate

El IGV en el centro del debate
Neptalí Carpio
02 de septiembre del 2016

Cuando todo parecía indicar que el gobierno de PPK daba marcha atrás y no incorporaba la rebaja del IGV (en 1%), en la solicitud de facultades legislativas al Congreso, finalmente decidió hacerlo. Entonces ese será uno de los temas centrales del debate, cuando el Congreso discuta si procede o no dicha delegación y hasta qué ámbitos. Tres razones explican esta decisión: la primera es la popularidad del planteamiento, que según la última encuesta de GFK bordea el 61% de respaldo. La segunda es que el nuevo gobierno y el MEF, han obtenido nueva información sobre la situación fiscal, que les permite mirar con optimismo la medida. La tercera es que nuevos sectores se han sumado a la propuesta, tal como ocurre con la defensa de esta propuesta realizada por Víctor Andrés García Belaunde, Pablo Secada y Javier Zúñiga, entre otros.  

En Latinoamérica la gran mayoría de países tienen en promedio un IGV menor que el Perú. Es el caso de Brasil (17%), México y Colombia (16%), Honduras y Paraguay (15%), Ecuador, Venezuela y Guatemala (12%), Bolivia (13%), Puerto Rico (11,5%), Paraguay (10%) y Panamá (7%). Solo países como Uruguay (22%), Argentina (21%), Chile (19%), tienen una carga impositiva más alta. Países como Francia tienen un IGV diferenciado en cuatro tipos: 4%, 8%, 12% y 18%, según el tamaño de los agentes económicos, y sin embargo su economía goza de buena salud y con alta capacidad de redistribución.

Todo parece indicar que el consenso inicial que se está construyendo sobre esta oferta bandera, que fue propuesta por PPK en reiteradas oportunidades, en la campaña electoral —recordemos que el entonces candidato presidencial propuso rebajar este impuesto incluso hasta un 15%— es que la rebaja debe realizarse de manera gradual, en promedio un punto por año; pero evaluando la afectación a la caja fiscal y en qué medida se ensancha la pirámide de contribuyentes. Además, se debe tomar en cuenta que en diciembre del 2014 el IGV era el impuesto más importante recaudado (52% de los impuestos tributarios).

Según el Banco Central de Reserva (BCR), el IGV era el 8,2% del PBI en el 2010, y pasó a ser el 8,7% en el 2014. Es decir, de aplicarse la medida, lo acertado sería hacerlo cuando se inicia un gobierno y con la esperanza de que en el 2017 ya estemos ante un repunte del crecimiento económico; arañando el 5% como se ha propuesto el MEF. Contrariamente a lo que piensan muchos críticos de esta medida, toda acción de disminución de un tributo no necesariamente puede convertirse en una menor recaudación. Al revés, podría contribuir a aumentar los volúmenes de las transacciones. La propuesta de PPK lograría atraer a los inversionistas, lo que concretaría su viabilidad, como sucede en los países desarrollados en donde incluso el IGV llega al 12%.

La ejecución de esta medida podría ir aparejada de otras, muy eficaces, para ensanchar la base tributaria. ¿Por qué no poner en cuestión los 350 ítems de transacciones por los cuales no se paga el IGV? ¿Por qué no revisar las exoneraciones tributarias? ¿Por qué mantener el privilegio de las universidades privadas que no pagan Impuesto a la Renta, beneficio que no ha dado ningún resultado para mejorar la calidad universitaria y fomentar la investigación? ¿Por qué no poner candados para evitar que, en un nuevo gobierno, la planilla estatal, en solo cinco años, haya aumentado en 35,000 empleados públicos, como ha pasado en el gobierno humalista, y que tengamos el Congreso más caro de Latinoamérica, con 4,250 empleados? ¿Por qué seguir permitiendo que un grueso sector de profesionales —como médicos, odontólogos, ingenieros, etc.— no paguen Impuesto a la Renta en el ejercicio profesional privado? Si un taxista lo hace diariamente pagando el IGV por diversos motivos, ¿porque mantener ese privilegio en un amplio sector de la clase media?

Si en algo puede ayudar el debate sobre la viabilidad de una rebaja del IGV hasta un 15% en los próximos cinco años, es volver a poner en el centro del debate una reforma tributaria integral y las metas de formalización, simultáneamente a una reforma del Estado. Los que se oponen, quizá sin proponérselo, en el fondo contribuyen a mantener el statu quo.

 

Neptalí Carpio

 
Neptalí Carpio
02 de septiembre del 2016

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