Javier Agreda

El gran poema de la resistencia incaica

El gran poema de la resistencia incaica
Javier Agreda
01 de agosto del 2014

Sobre el más importante texto literario de nuestra cultura quechua

Escrito en quechua, hacia finales del siglo XVI, el poema Apu Inka Atawallpaman es uno de los textos más peculiares de la literatura peruana. En primer lugar porque es uno de los pocos testimonios sobre la resistencia del pueblo incaico a la conquista española; en segundo lugar, porque a lo largo de la historia ha sido casi invisible para nuestros especialistas en literatura, y solo fue rescatado y difundido a iniciativa del gran José María Arguedas. Pero después de este esfuerzo del autor de Los ríos profundos, poco se había hecho para dar a conocer este texto, hasta la reciente publicación del libro Elegía Apu Inka Atawallpaman. Primer documento de la resistencia inka. Siglo XVI (Pakarina, 2014) del poeta y doctor en Literatura Odi Gonzales (Cusco, 1962).

El poema

El texto es un intenso poema de carácter elegíaco, de exactamente 138 versos, y en el que todo el mundo andino parece lamentarse por la muerte del último inca, Atahualpa. La primera estrofa dice:

¿Qué arco iris nefasto es este negro arco iris que se encima? Un resplandor horrendo amaneció para hostigar al Cusco. Granizada incontenible arremete contra todo… … el sol amarillea, se oscurece amortajando el cadáver de Atawallpa.

Al final del poema, el énfasis pasa de la naturaleza a los súbitos del inca fallecido, quienes sufren su ausencia:

Regidos por una mano que nos hacina en el dolor, disgregados, atolondrados, enajenados, sin juicio, aislados contemplando nuestro cuerpo sin sombra sollozamos, sin recurrir a nadie, entre nosotros, desvariamos… dispersos, separados, en manos ajenas humillados.

El aporte de Odi Gonzales

Los versos arriba citados provienen de la nueva traducción que Odi Gonzales ha hecho del poema para este libro. Es un importante aporte, pues actualiza el texto haciéndolo más accesible para los lectores de hoy. También revisa la historia del texto, presentando las tres principales hipótesis sobre su origen: la de José María Arguedas, la del boliviano Jesús Lara (ambas remiten a un autor anónimo de fines del siglo XVI) y la de la portorriqueña Mercedes López-Baralt, quien cree que el texto fue más bien escrito a finales del siglo XVIII. En apoyo de las primeras dos hipótesis, aquí se vincula el poema con otras obras y sucesos relacionados con la crisis producida en el mundo andino por la conquista: desde la Nueva Corónica de Guamán Poma hasta el movimiento Taki Onqoy, pasando por el Estado neoinca de Vilcabamba y el mito de Inkarri, tan próximo al poema. Por último. Gonzales hace una interpretación literaria, analizando el texto verso a verso y tomando en cuenta su estructura general y sus diversos elementos: el título, los presagios, la muerte mítica, las interpelaciones, los lamentos, los referentes históricos, la apoteosis del cuerpo presente, la relación entre lo colectivo y lo individual, etc. Luego de resaltar los logros literarios del poema, Gonzales concluye casi con un lamento: “No obstante ser uno de los textos fundamentales y de más notable nivel estético de la tradición poética peruana, este poema no ha ejercido mayor influencia sobre los poetas peruanos, indiferentes, en su mayoría a la poesía quechua”.

Por Javier Ágreda

Javier Agreda
01 de agosto del 2014

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