Miguel Pons

El gobierno que el Perú necesita

El gobierno que el Perú necesita
Miguel Pons
24 de noviembre del 2015

Reflexiones sobre el futuro del país con miras al 2016

El 28 de Julio del 2016 Ollanta Humala Tasso entregará el gobierno a un nuevo inquilino en Palacio. Perdió la oportunidad de  consolidar los logros de casi dos décadas y de remover las trabas para el desarrollo económico y social sostenido a mediano y largo plazo.

El panorama para las elecciones políticas generales del 2016 no acaba de aclararse. Algunos candidatos han sido proclamados por sus partidos; y otros partidos tienen pendiente decidir si irán con candidatos propios o se integrarán a alianzas electorales.

Ningún partido o candidato se declara de derecha; todos se inscriben en la centro-derecha. La izquierda intenta aliarse con partidos tradicionales y movimientos afines para presentar un candidato de unidad. Intenta repetir la experiencia de la Izquierda Unida de los 80, que llevó a Alfonso Barrantes a la Alcaldía de Lima. Lo tendrán difícil.

¿Por qué ninguno se declara de derecha? Por las tres razones del Oidor, para parafrasear a don Ricardo Palma: “Por miedo, por miedo y por miedo.” No se atreven a defender abiertamente el modelo económico. Pero lo más probable es que, si llegan al poder,  continuarán aplicandolo porque ha dado buenos resultados gracias de la inversión extranjera y nacional.

Cuando Deng Xiaoping llegó al poder en el Partido Comunista de China, declaró: “A mí no me importa de qué color sea el gato sino que cace ratones.” Esto significó atraer aquello que China carecía entonces: inversión y tecnología extranjera. El resultado está a la vista: han transcurrido 20 años y China es la segunda potencia mundial.

Pero lo políticos peruanos de izquierda se congelaron en ideologías trasnochadas de hace dos siglos, tan populares en los años 70 del siglo pasado. No se convencen de que esa ideología ha fracasado en todos los países donde ha sido aplicada, como la extinta Unión Soviética, Cuba y Venezuela chavista, entre otros que se proclaman comunistas pero están más próximos al fascismo, y en los que sus dirigentes se entronizaron en el poder.

Los políticos peruanos carecen de visión de Estado. Aplican medidas de coyuntura y pierden la perspectiva. Carecen de visión de mediano y largo plazo. Dejan de lado las reformas necesarias para remover las trabas burocráticas que impiden hoy una  mayor inversión nacional y extranjera.

De otro lado, el narcotráfico se infiltra en el Estado y éste se niega a modificar las leyes que regulan a los partidos políticos, abriendo así las puertas para que esa actividad ilegal financie a las agrupaciones políticas, y prolifere así el lavado de activos, la evasión tributaria y otros delitos. Asimismo, promueve la delincuencia común que cada día amenaza más a los ciudadanos.   

Los antimineros no son de izquierda pero, engañados por agitadores, se oponen a la inversión minera porque, según dicen, contamina. Pero, eso sí, reclaman canon minero y se callan en cinco idiomas ante la contaminación atroz de la minería ilegal -no informal como sucesivos gobiernos insisten en llamarla- que devasta los bosques, contamina el agua y el ambiente. Sacan de contrabando el oro que extraen con presunta ayuda de mafias de narcotraficantes que “lavan” así miles de millones dólares de dólares, mientras que el Estado pierde considerables ingresos de divisas. Los gobiernos quieren formalizar esa minería sin tomar en cuenta de que los mineros artesanales carecen de medios financieros para realizar esa actividad.

El gobierno que el Perú necesita es aquel que convoque a los partidos políticos a concertar, aprobar y aplicar medidas realistas y eficaces que solucionen los problemas que históricamente traban el desarrollo económico y social; que combata a la delincuencia común y al narcotráfico, a la corrupción, el lavado de activos y la evasión tributaria.

Y, finalmente, que los llamados “padres de la Patria” cumplan con sus funciones legislativas consagradas en la Constitución Política, y se aboquen a contribuir democráticamente a la Nación deponiendo intereses partidarios y personales que hoy priman sobre los del país.

Por: Miguel Pons-Couto

Miguel Pons
24 de noviembre del 2015

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