El frente antifujimorista

La lucha por el poder entre el fujimorismo político (Keiko) y económico (PPK).

El frente antifujimorista se está organizando espontáneamente en las vanguardias políticas juveniles, en los colectivos de defensa de los Derechos Humanos y, sobre todo, en las organizaciones sociales populares que tienen gran capacidad de movilización. Ni el Frente Amplio ni los partidos políticos “democráticos” promueven abiertamente el voto contra Keiko (por miedo a la derrota); este voto es alentado por un sector juvenil que tiene un espíritu enemigo de la corrupción y renovador de la política en todo el país.

La semana pasada asistí a una masiva reunión en Villa El Salvador, convocada por un colectivo juvenil cuya agenda era movilizarse en la campaña electoral no a favor de PPK, sino contra Keiko, a quien perciben como ultraderechista. Simplemente, no quieren a Keiko, porque representa a la “dictadura” y porque rechazan la soberbia de los voceros fujimoristas.

Recibo invitaciones para participar en estos novísimos frentes anti Keiko en Cusco, Ayacucho, Huancavelica, Loreto, Piura y Puno. Los jóvenes me dicen: “Compañero, tenemos que combatir al fujimorismo porque esta es una batalla por la democracia (a pesar de PPK), El triunfo de Keiko, sería volver a la dictadura”.

Ni el Frente Amplio ni Patria Roja, mucho menos Goyo Santos, han planteado construir un frente antifujimorista. La izquierda busca imponerle paulatinamente a PPK una hoja de ruta y hacerlo jurar en la plaza Dos Mayo un “chavismo democrático”, como el 2011 la derecha hizo con Ollanta Humala. PPK, más confuso que de costumbre anunció que visitaría a Goyo Santos, y lo que recibió fue un portazo. Claro, una reunión política de dos adversarios siempre tiene una antesala política; PPK parece un principiante, o simplemente no tiene cuadros políticos que lo ayuden.

Martín Vizcarra, candidato a vicepresidente y jefe de campaña de PPK, ha señalado que no van hacer una campaña antifujimorista, creando más confusión en el voto anti Keiko o confesando que no tienen ninguna diferencia con Fujimori. Por su parte, Mercedes Aráoz ha dicho que son un partido de centro y que no son liberales, causando hilaridad. PPK no tiene un partido político, sino una franquicia electoral; por eso la ambigüedad y confusión. ¿Quiere PPK, liderar el antifujimorismo? No, él cree que la campaña dura está tercerizada en los sectores antikeiko. ¿PPK será como Pepe Mujica? No, PPK gobernará con las transnacionales y no renegociará el contrato de Camisea.

Los jóvenes del arenal de Villa El Salvador se preguntan ¿Por qué tendríamos que votar por PPK si ellos mismos dicen que son iguales al fujimorismo? Los muchachos señalan: “PPK, quiere que no tengamos derechos laborales, quiere formalizar con engaños y meter a la SUNAT. Es más de lo mismo, es un tío pituco de San Isidro”. Un joven menos vehemente dijo: “primero derrotemos a Keiko y luego el programa antipopular de PPK”. Otro: “PPK, ebrio de fujimorismo apoyó a Keiko el 2011 y ahora florea de democracia”. Otro de ellos dice: “alucina al tío PPK como el Mick Jagger de la democracia. No, causa, no pasa nada, el tío es un chancalatero de los grandes”. Mientras escuchan a los Rolling Stones a todo volumen “Money don’t buy everything it’s true” (El dinero no compra todo lo que es verdad).

La lucha por el poder del fujimorismo político (Keiko) y económico (PPK) está empezando. Los jóvenes de las vanguardias se empiezan a movilizar intuitivamente, aislados y sin dirección política.

Tino Santander Joo