Jorge Morelli

El fin de la confrontación

El fin de la confrontación
Jorge Morelli
28 de julio del 2015

El último mensaje a la nación de Humala su esencialmente político

El último mensaje de Ollanta Humala no ha sido el balance de un gobierno, sino un discurso político. El mensaje presidencial del 28 de julio en el Perú es el equivalente del discurso anual sobre el Estado de la nación norteamericana. Otros discursos en otros espacios políticos –de plaza- pueden tomarse la libertad de hacer propaganda. Este no tenía ese margen de libertad.

No ha habido balance. Solo hubo un plato en la balanza: el de unos logros largamente sobreestimados, en los que se da por alcanzadas metas cuyos programas aún se hallan tropezando en sus primeros pasos. Ahí están los programas sociales –entre los que destaca Beca 18-, y el por todos celebrado incremento de la inversión pública en educación y en salud a 3.6% y a 3% del PBI, respectivamente (pese a que nada menos de 6% en cada uno es aceptable según organismos internacionales). Esto es lo que el gobierno humalista considera su triunfo político y la carta que esgrimirá en las próximas elecciones.

En el otro plato de la balanza, sin embargo,  donde va aquello en lo que se fracasó, nada se dice. Allí el fracaso de la inversión y de la formalización minera, de la reforma institucional del Estado para la inversión pública y de la revisión del fallido modelo de la regionalización, son silencios en el vacío. E igualmente, y sobre todo, el fracaso clamoroso del gobierno en materia de seguridad ciudadana, el desastre de la reforma institucional de la Justicia, la derrota total del gobierno en la guerra contra el narcoterrorismo. Este es el peso muerto que inclina el balance final del humalismo a un resultado masivamente negativo.

Pero el objeto de análisis de hoy no puede limitarse al mensaje. Su discurso, un listado de supuestos triunfos, tiene lugar en el contexto de unas elecciones ya próximas.

En este contexto, en el que la oposición viene de arrebatarle al gobierno el control de la agenda política, el Presidente se ha dirigido al país con una actitud en la que por primera vez en la historia de sus discursos públicos no ha habido acrimonia, reproche, agresividad o rencor, ni rastro de la confrontación que caracterizó por cuatro largos años sus apariciones públicas. Eso no pasará inadvertido, porque el 90 % de la comunicación es actitud.

En este sentido, el Presidente parece enviar el mensaje de querer sobreponerse por primera vez a esas actitudes anteriores. Quizás divisa las nubes negras que se ciernen en el horizonte. Con todo, hay que saludar que esta vez no haya empañado estas Fiestas Patrias con actitudes destempladas. Aunque esa nueva actitud fuera solamente fruto de un tardío aprendizaje de la humildad ante la derrota, hay que decir que, paradójicamente, es la primera vez que Ollanta Humala se ha acercado, aun si remotamente, a parecer el presidente que el Perú esperó de él un día.

Por Jorge Morelli (@jorgemorelli1)

Jorge Morelli
28 de julio del 2015

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