Hugo Otero

El enemigo mortal

El enemigo mortal
Hugo Otero
25 de mayo del 2015

¿Qué camino debemos seguir para alcanzar el equilibrio ecológico y la justicia?     

Los acontecimientos que vivimos en Tía María han puesto al descubierto a los responsables de esos violentos enfrentamientos y además, que lo hacen en su propio beneficio.

Estos flamígeros conductores movilizan con su discurso la ira de los desheredados y ganan la atención de la prensa, que publica profusamente sus nombres e imágenes.

Inducen a poblaciones enteras a arriesgar sus vidas en las protestas y se transforman en falsos dirigentes, ubicándose como voceros privilegiados de quienes ellos azuzan.

Engañan a la gente con argumentos falaces y convierten la lucha de las comunidades   en una especie de religión, para favorecerse y medrar. Predican enfrentar al estado y a las empresas como si fueran enemigos mortales, con el fin de obtener beneficios políticos y económicos.

Estos cabecillas sacan provecho de la ausencia del estado en las zonas de conflicto y de la incompetencia de las empresas, incapaces de  relacionarse con las poblaciones que las rodean.

El militante de Tierra y Libertad  Pepe Julio Gutiérrez representa el más reciente ejemplo de esta aberrante lucha. Gutiérrez  está ahora preso por pedir un millón y medio de dólares a cambio de comprometerse a detener el paro de los agricultores de Islay contra la empresa Southern Perú, propietaria de la mina Tía María. Gutiérrez traicionó a miles de pobladores que, con enorme sacrificio, soportan casi dos meses de paralización.

Otro ejemplo de esta conducta vergonzosa es el de Gregorio Santos, gobernador de Cajamarca y líder del Movimiento de Afirmación Social que, como Gutiérrez, está en la cárcel. Santos, quien impulsó violentas manifestaciones contra el estado y la minera Yanacocha, es acusado por el fiscal supranacional anticorrupción de recibir coimas por más de ochocientos mil soles.

El gobierno ha sido incapaz de convencer y establecer el diálogo con las poblaciones y ha respondido a la fuerza con más fuerza, produciendo una espiral  que se torna incontrolable.

Es preocupante imaginar que la misma conducta de Gutiérrez y  Santos, que sólo ha provocado violencia, se repita en otras zonas del país.

En lugar de ofrecer a los pueblos  progreso, racionalidad y salir de la ignorancia y la pobreza, les ofrecen un proyecto mesiánico acorde con un espiritualismo arcaico y reaccionario, basado en un pensamiento mágico. En vez de ofrecerles construir juntos el futuro, esos aprovechadores de la pobreza dicen defender la “identidad de los pueblos”, que según ellos está amenazada.

La mentira inaceptable es afirmar que hay que “respetar su visión del mundo”, en lugar de ayudar a los pueblos a salir del subdesarrollo  y entrar en la modernidad.

Es el discurso etnocéntrico de las ONGs europeas y americanas que financian la difusión de ideas extravagantes, que ni siquiera aplican en sus países.

Unirse a las comunidades y establecer con sus habitantes nuevas relaciones para ayudarlos a superar el aislamiento y la miseria, es  urgente tarea del estado. Es el camino que el Perú necesita seguir para alcanzar el verdadero equilibrio ecológico y la justicia.

Cambiar la idea del enemigo mortal por la del progreso de los pueblos, es el desafío.

 

Por Hugo Otero

25 – May – 2015

Hugo Otero
25 de mayo del 2015

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