El Diamante de Porter en los nuevos parques industriales

Para no repetir los errores y deformaciones de los parques industriales que se crearon en Lima durante los últimos setenta años, hay que plantearse varios retos desde el inicio. El error de partida de los parques de Ate Vitarte, la av. Argentina y la Av. Colonial, Villa El Salvador y el propio emporio de Gamarra radicó en que estuvieron enfocados básicamente en el modelo de sustitución de importaciones, con una orientación casi exclusiva hacia el mercado interno y sin una plataforma de permanente innovación tecnológica y mejora de la productividad. Eso no les permitió afrontar los cambios económicos generados por la globalización y la apertura de mercados.

No es casual que varios de esos parques hayan desaparecido –como es el caso de cientos de fábricas en la av. Argentina y la av. Colonial– o que utilicen ahora gran porcentaje de sus territorios de zonificación industrial para otras actividades de comercio o para venta, reparación de vehículos de transporte menor. Y hasta como simple residencia, como ocurre con el parque de Villa el Salvador y el parque El Asesor (de Ate), ubicado en la Carretera Central.

La nueva generación de parques industriales debe tener una lógica de funcionamiento distinta y de carácter mixta, principalmente orientada hacia el mercado externo y secundariamente hacia el mercado interno. El éxito del parque industrial de Zárate y la alta capacidad de empleabilidad que posee –pese a sus grandes limitaciones de infraestructura– radica en sus colocaciones en el exterior. Es lo que puede observarse en el éxito de empresas de confecciones como Topy Top y Pieers, en la exportación de bombas de agua por parte de la empresa Hidrostal, y en diversas empresas que procesan alimentos y otros bienes. En tanto aseguran sus colocaciones en el exterior tienen la capacidad de ahorro y capitalización para afrontar con éxito los vaivenes del mercado interno; o combinar de manera versátil sus prioridades de fabricación o venta, tanto en el mercado externo como interno.

Lo ideal es que en cada uno de los parques industriales funcionen Centros de Innovación Tecnológica (CITES), centros de capacitación e información y una intensa articulación con las universidades y otras entidades (como SENATI, TECSUP o SENCICO), para evitar que pronto su funcionamiento se paralice por una falta de creatividad para la competencia. Los propios ministerios –como PRODUCE, el Ministerio de Trabajo– y las municipalidades tienen que diseñar estrategias de acompañamiento para facilitar procesos y desregular procedimientos que permitan atraer una alta inversión de capital y de mano de obra calificada y empleabilidad adecuada.

Es aquí donde es aplicable El Diamante de Porter. Este modelo parte de la premisa de que la competitividad es el resultado de una combinación de varios factores que propician la capacidad de innovación de un emprendimiento, el cual reúne a cientos de empresarios en un solo espacio, como es un parque industrial. Tener zonificación industrial, energía trifásica y licencias municipales es una condición necesaria pero no suficiente para ser competitivos. En este nuevo modelo competitivo juegan un papel importante otros factores presentes, tales como el liderazgo asociativo, la competitividad de los propios factores productivos y empresas del sector y la sinergia que se produzca entre todos los agentes para lograr un nivel de calidad superior en el desempeño colectivo.

Es importante tener en cuenta que, uno de los instrumentos más difundidos para el diagnóstico de la competitividad territorial, señalado por Michael Porter, es el estudio sobre las ventajas competitivas de los países y su aplicación a distintas realidades territoriales, como las economías regionales o los clusters locales. Según este instrumento, se distinguen cuatro elementos claves que explican los niveles de competitividad de un territorio: a) Estrategia, estructura y rivalidad de las empresas. b) Condiciones para el desarrollo de los factores. c) Industrias conexas e instituciones de apoyo y d) Condiciones de la demanda.

Por esta razón, los nuevos seis parques industriales que se están instalando en la periferia de Lima deben tener como punto de partida un riguroso estudio del mercado internacional y nacional, tomando como base estos cuatro elementos.

Sobre la base de un buen diagnóstico realizado por cada parque industrial y la información obtenida, los siguientes son los programas de inversión que deberían ser contemplados como prioritarios en cada parque: mejoramiento del clima empresarial, que incluye incentivos arancelarios; la mejora en la infraestructura de almacenamiento y transporte; la reducción de costos de carga y descarga; la reducción de trámites aduaneros; ventanilla única; la Infraestructura para el manejo de desechos. Como se puede observar, aquí tiene que participar también la Municipalidad Metropolitana de Lima, las municipalidades distritales y los propios ministerios como PRODUCE y el Ministerio del Trabajo.

De las anteriores condiciones señaladas podemos avizorar que de los seis nuevos parques industriales que se están instalando en Lima, el parque de Huachipa, de iniciativa netamente privada, es el que más se acerca a un enfoque integral, de cara a una alta capacidad de exportación. En este caso, resaltan cuatro elementos que le dan una alta competitividad: la instalación de un puerto seco al lado de las industrias, su ubicación cercana a la Carretera Central, su cercanía a la vía férrea y la presencia muy cercana de un relleno sanitario ubicado en La Vizcachera. Estos cuatro elementos le permitirán grandes ahorros en transporte y descarga, traslado rápido y a menor costo de desechos sólidos y el acceso a dos vías de comunicación que serán fundamentales para el traslado tanto de los insumos de la producción como de los bienes producidos.