El desafío de la infraestructura y la formalización laboral

Se requiere el compromiso de los gobiernos regionales y locales

En el foro sobre el desarrollo y la promoción de la infraestructura de la Alianza del Pacífico, realizado este miércoles en Perú, se discutieron las mejores prácticas a través de las cuales los actores privado y público pueden trabajar, de manera conjunta, para cerrar la brecha de infraestructura, estimada en Perú en US$ 160,000 millones, según la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional (AFIN). De acuerdo con el informe del Global Competitiveness Report al 2016, Perú ocupa la posición 89 en infraestructura, siendo los rubros más dramáticos: carreteras, líneas de tren, puertos, líneas telefónicas móviles, líneas telefónicas fijas e infraestructura aérea, con las posiciones 110, 91, 88, 84, 83 y 80 respectivamente, de un total de 138 países.

Estas grandes obras que son el canal para unir ciudades alejadas, reducir costos de acceso y acercar mercados requieren de aportes significativos; por lo tanto, la forma cómo se financiarán resulta fundamental. Pero además es clave que los proyectos identificados cuenten con la licencia social y ambiental, y sobre todo con un manejo adecuado de los activos que permita que estos se desaceleren de manera ordenada, a fin de no afectar la estructura de financiamiento y retorno del proyecto. El Estado tiene sin duda un rol preponderante al respecto. Y en este foro, el ministro de Economía ha señalado que el gobierno no solo va a promover la inversión en infraestructura, sino que va a acompañarla en algunas regiones para que se ejecute en los plazos establecidos y bajo los montos acordados.

Es grande el reto del gobierno, y para superarlo se requiere el compromiso de los gobiernos regionales y locales, porque son ellos los actores claves que se encuentran en el día a día coordinando con los inversionistas locales y con las comunidades para que las obras se lleven a cabo. Según diferentes estudios, existe una relación directa entre inversión, competitividad y crecimiento. Así, por ejemplo, algunos economistas señalan que por cada 1% de incremento de gasto en infraestructura, el PBI crece en al menos 0.2%.

No obstante, hace unos días un alumno en las clases de postgrado que dicto me hizo una reflexión totalmente válida, cuando me referí a la enorme inversión en infraestructura en las carreteras en Quito: “¿De qué vale una gran carretera si nadie transita por ella?”. y entonces recordé que Ecuador le debe US$ 8,395 millones a China por los préstamos adquiridos, básicamente, para infraestructura. Pero la combinación de una política monetaria anclada en el dólar y un creciente déficit fiscal, debido a que los ingresos del Estado se basan fundamentalmente en la exportación del petróleo, han ocasionado un estancamiento de la economía y una deuda del 40% del PBI.

No basta entonces poner el pie en el acelerador para la inversión en infraestructura, sino que se requiere un trabajo concienzudo y detallado que —a través de los ministerios de agricultura y producción— articule mercados, organice la producción y abra nuevos mercados en el extranjero. Todo esto en paralelo a un Estado integrado y que sea capaz de destrabar las grandes obras mineras a las que este gobierno no puede ni debe renunciar. Este es un compromiso con el Perú para que sea verdad que las oportunidades serán no solo iguales, sino mejores para las siguientes generaciones.

Giovanna Prialé Reyes