El confesionario del cura Marco Arana

Debilidades de la izquierda peruana

El cura Marco Arana representa políticamente el espíritu del monje Savoranola, que quería imponer una república teocrática en el medioevo europeo. Arana, ha impuesto en la izquierda el ecologismo radical.  Los disidentes  son excomulgados y estigmatizados como neo liberales.

Las tesis antimineras de  Verónica Mendoza se deja ver en esta campaña electoral cuando señala: “en estas condiciones no van los proyectos de Tía María, Conga y otros que no tengan respaldo popular”. Propone el gobierno de la oclocracia que decide en tumultuosas asambleas populares el destino del Perú.   

La izquierda no tiene referentes políticos que la ayuden a salir del laberinto ideológico en la que se encuentra. Desaparecidas la URSS, la China de Mao, la Cuba de Fidel y olvidadas las variopintas y surrealistas interpretaciones marxistas de Mariátegui, se guían por consignas sesenteras y clichés sin contenido.

El chavismo o socialismo del siglo XXI los obnubiló  políticamente hasta hacerlos perder el sentido de la realidad. Alucinaban que Velasco se reencarnó en Humala. La izquierda del internacionalismo proletario se subordinó al nacionalismo ramplón de los Humala-Heredia, fueron la tropa que pegó afiches y  que gritaba ¡Ollanta presidente por valiente y honesto!

Los paradigmas europeos como Alexis Tsipras, quien vociferaba contra la troika banquera europea, terminan implementando el ajuste económico que Bruselas manda de la forma más servil. La izquierda brasileña se hunde en la corrupción y la izquierda española está dividida por caudillos menores.    

La izquierda no es una alternativa seria de poder. No tiene un programa claro, está dividida y enfrentada cainitamente, Vladimir Cerrón acusa a  Verónica Mendoza de ser la candidata del imperio; Gregorio Santos está preso acusado de corrupción e increíblemente Patria Roja, el partido más importante de la izquierda, no participa en las elecciones.

El sector pequeño burgués de la izquierda  que se agrupa en “Ciudadanos por el Cambio” y los llamados caviares se han convertido en analistas políticos y pontifican desde los medios de comunicación sobre ética política descalificando al que no piense como ellos.

Mendoza, dice: “que Leopoldo López- el demócrata venezolano- es golpista, y que por eso está preso”;  ciega políticamente  afirmar que: “el gobierno venezolano es democrático porque fue elegido en elecciones libres”, cuando el mundo fue testigo del fraude chavista.

Verónica Mendoza no parece candidata a la presidencia de la República, sino a la presidencia de la Federación Universitaria de la Universidad Católica, espacio en la que los jóvenes tienen licencia para el error y la emoción desbordada al margen de la realidad.

No he escuchado a ningún candidato de la izquierda una alternativa seria para solucionar el problema de 10 millones de peruanos sin agua, tampoco una posición  coherente en relación al gas -que no sea la generalidad de renegociar los contratos- que hasta PPK plantea oportunistamente.

El Perú tiene un déficit de infraestructura social y productiva de 175 mil millones de dólares y eso no se supera con consignas ni lemas radicales. Menos anunciando que se legalizará el consumo de marihuana o priorizando la agenda de sectores minoritarios de la sociedad.

Esta es una izquierda pequeño burguesa, liberal, sin rumbo político y por supuesto sin sentido de la realidad. El Perú, requiere una izquierda orgánica, seria, que estudie los problemas nacionales y proponga soluciones viables.

El Frente Amplio no puede ser el confesionario del cura Marco Arana que absuelve solo a sus fieles penitentes  como señala la heterodoxa izquierda cusqueña. Esta es la izquierda que quiere la derecha. Esta es la izquierda inculta y sin contenido.

Por Tino Santander Joo