El Armagedón Lava Jato

Ira. Eso es lo que siento al ver desde lejos todo lo que está pasando en mi país. Los datos concretos: PPK se salvó de la vacancia e indultó a Fujimori; sin embargo, el diablo está en los detalles y sobre ellos trata esta columna.

Antes que nada, en vista de que vivimos en una época de alta polarización, en la que basta que uno exprese su opinión para que lo acusen de pertenecer a un sector del espectro político, haré una aclaración. En lo personal, deseo que Lava Jato sea el Armagedon de todos los corruptos. Aquí no es cuestión de camiseta, que caigan del partido que sea, de la edad que sea, que a todos se les aplique la ley.

Respecto a la vacancia frustrada, es evidente que PPK cometió una falta ética. Mientras era ministro de Economía, presidente de Proinversion y presidente del Consejo de Ministros se mantuvo como dueño de una empresa que contrató con Odebrecht, la cual a su vez contrataba con el Estado. Es decir, esta empresa corrupta le generó divisas al hoy presidente mientras era un alto funcionario de Estado, poniéndolo en una grosera situación de conflicto de intereses. Ahora bien, las formas de la vacancia no fueron las mejores porque se evidenciaba una sospechosa celeridad; no obstante, ello se debe matizar con el hecho de que el mismísimo PPK confesó en televisión, en su mensaje a la nación, que sí había cometido los cuestionados actos. El hecho es que al final se salvó con la colaboración de Nuevo Perú y una facción de disidentes albertistas de Fuerza Popular.

Sobre este proceso, he quedado sorprendido por cómo los congresistas de Nuevo Perú, pretendiendo aparentar ser los símbolos de la estabilidad democrática, se retiraron de la sesión, lo cual equivalía a apoyar la permanencia del presidente. Eso es de por sí cuestionable. Los peruanos les pagan para que voten cuando las papas queman, no para que se vayan sin mancharse las manos. ¡Cobardes! Lo peor de todo es que ahora están indignados por el indulto a Fujimori, cuando se les advirtió en su momento, el día de la votación, que la gracia presidencial estaba siendo cocinada, y a pesar de ello blindaron a PPK. Su antifujimorismo liberó a Alberto Fujimori, los dejó ciegos.

En cuanto al indulto humanitario, hay decepción por la forma. Esta gracia presidencial sí procedería en caso de que Fujimori esté realmente grave, y puede que así sea. Sin embargo, la crítica evidente es que PPK no lo indultó por convicciones médicas, sino para salvarse, y encima en Noche Buena, cuando todos están comiendo pavo y cantando el Burrito Tabanero. Las formas fueron las peores y traerán consecuencias políticas y legales.

Finalmente, es triste decirlo, pero los meses y quizás años que se vienen serán complicados para el Perú. La inestabilidad política reinará, hay actores políticos principales que seguirán siendo investigados por el caso Lava Jato; PPK seguirá siendo cuestionado, solo que ahora ya no será defendido por la izquierda que lo llevó al poder, sino que lo apoyaría la facción fujimorista disidente. Peligrosa jugada, esta alianza está pegada con hilo de baba. Veremos qué le depara el futuro.

París, 26 de diciembre de 2017.