Raúl Mendoza Cánepa

El antisistema dentro del sistema

El antisistema dentro del sistema
Raúl Mendoza Cánepa
25 de febrero del 2016

Sobre las propuestas del candidato Alfredo Barnechea

Alfredo Barnechea es uno de los mejores candidatos en la contienda electoral. Lo que algunos discuten es su modelo, que -según señalan- representaría el modelo de un antisistema dentro del sistema porque desafía el  representado por los demás. Barnechea propone el Estado de Bienestar, un término anquilosado a la luz de la experiencia de una Europa continental que sufre los estragos del gasto excesivo.  

Si Barnechea persiste en su propuesta debe apelar a la experiencia del modelo más adecuado, aquel que provee servicios, pero no regula, por el contrario desregula, si es que ambas cosas pueden darse a la vez. Vale decir que existen varios modelos de Estado de Bienestar. El que Barnechea elude es el europeo continental, que es regulador, que destina demasiado dinero al gasto sin retorno y a servicios ineficientes.

Los modelos de Estado de Bienestar ideales son el nórdico y el anglosajón. Precisamente los que mejor han resistido las diversas crisis. El primero presenta el nivel universal de protección. Habría que preguntarnos si las finanzas peruanas pueden cargar con tal peso o si deberíamos ser más sectoriales. Si hay algo que Barnechea debe evitar -de ganar las elecciones- es sobrecargar a los pocos ciudadanos que tributan. Felizmente, tiene en planes una expansión universal de la carga tributaria más que una concentración. De ganar la lid debe impulsar en simultáneo una eliminación de trabas a la inversión privada que propicie una liberación de las fuerzas productivas y en consecuencia una mayor recaudación tanto como una mayor escala de formalización que permita la obtención de recursos. No puede haber Estado de Bienestar sin inversión privada que lo alimente a través de la recaudación. No hay Estado proveedor sin economía privada sólida.

Tampoco hay buen Estado proveedor si éste es ineficiente y disfuncional. Bueno fuera romper el dique institucional que impide el flujo de la riqueza de arriba hacia abajo y que lo que se obtenga por regalías (y que Barnechea pretende renegociar) se traduzca en beneficios directos para la poblaciones cercanas a la inversión. Que lo que reditúa para obras no sirva para el champancito y el cúmulo vuelva como cheque inútil a las arcas del Banco de la Nación. Un modelo de Estado de Bienestar funciona allí donde el Estado sabe invertir (aún sin SNIP de por medio). No hay Estado de Bienestar sin reforma institucional.

Hay otros temas que cuidar. En los países nórdicos y anglosajones el Estado tiene políticas de reinserción laboral en el mercado de trabajo. Sin embargo, mientras mayor es la intervención, mayor el riesgo de la hiperburocratización y de empoderamiento de los sindicatos (en el Perú demasiado politizados, por cierto).

Con esas salvaguardas, Barnechea debería hilar su discurso, pues debería por mérito estar en las finales. Hayek, patrón de la Escuela Austriaca, dijo alguna vez  que el liberalismo tiene matices y hay que entender su aplicación en las sociedades pobres. Dijo en "Fundamentos de la libertad" que "el poder político tiene el derecho de garantizar un mínimo de ingresos a todo el mundo; distribuir el gasto público para tomar medidas cuando decaiga la inversión privada". Se caerán de espanto mis amigos liberales. Hayek, nada menos.

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
25 de febrero del 2016

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