Rocío Valverde

El activismo del odio

El activismo del odio
Rocío Valverde
25 de marzo del 2016

Desde Reino Unido una crónica sobre la intolerancia antimusulmana

La mañana se enciende con colores rojizos y naranjas. En las costas yacen salvavidas, testigos mudos de la desesperación de mujeres, niños y hombres que confían sus vida a traficantes del mar. Gente que quiere alejarse para siempre de la masacre que inunda Medio Oriente.  En Europa, en tanto, se cierra el trato de la vergüenza con Turquía. A partir de ahora se deportarán a los refugiados y  serán hacinados esperando que se cumpla el pacto que señala que por cada migrante expulsado se asentará en la Unión Europea a un migrante vulnerable.

¡Cierren las fronteras! ¡Yo apoyo a Britain First*! se escucha en algunos pubs del multicultural barrio de Bricklane. Se oye cada vez con mayor naturalidad ante el inmutable silencio que caracteriza a los británicos.  En diciembre, en este barrio conocido por preparar los mejores currys de la ciudad, se organizó una "patrulla cristiana" conducida por el grupo de alienados y confundidos aspirantes a cruzados.  Estos activistas cargados de cruces marchan por barrios predominantemente musulmanes con un discurso intolerante, insultando a la religión extranjera, pidiendo la conversión y llamando escoria a quien ose portar un hijab o un thawb.

Desde la perspectiva de una persona que también es migrante como yo, ahora me pregunto, ¿por qué es que conviven en los barrios musulmanes gente pacífica con grupos de almas llenas de odio que intentan implantar la ley Sharia? ¿Por qué es que existen barrios estrictamente habitados por una comunidad? ¿Qué grupo de soldados de la rabia nació primero? ¿Será que “Britain First” no sabe del "homegrown terrorism"?

Mi mirada latinoamericana, mi piel cobriza y mi filosofía advierte un racismo latente y el eterno discurso del oprimido versus el opresor. Esto es un dejavú. El discurso del odio aísla y radicaliza a la población más impresionable: los jóvenes.  Anjem Choudary, un joven musulmán, se debe de frotar las manos mientras saliva sádicamente al ver a los “Britain First” protestar frente a su casa. ¡Ese es el caldo de cultivo! No tiene que trabajar como contador de cuentos, ya no tiene que ponerse la máscara de congoja y gritar a pulmón vivo que sirvan a la causa musulmana por los niños sirios. Ahora, pueden sustentar que sus compatriotas con cara y membrete partidario los explotan, los rechazan y les gritan: “ni mezquitas ni mozcotas”

Es innegable que el día de los atentados en París cambiaron nuestras vidas. No fue necesario un decreto para que a partir de  aquel día pienses dos veces en ir a un concierto, pasear por Picadilly Circus un viernes por la noche o desconectarte de las redes sociales y levantar la mirada del móvil cada vez que se abren las puertas del vagón del metro.  Lo que no puede lograr el terrorismo es que una ciudad llena de diversidad cultural se transforme en un conjunto de guetos y repitiendo aquello que escribió Antoine Leiris en un excepcional testimonio sin nebulosas: ¡no tendrán mi odio!

*BRITAIN FIRST: “BRITÁNICOS PRIMERO” ES UN GRUPO NACIONALISTA BRITÁNICO.

Por: Rocío Valverde

 
Rocío Valverde
25 de marzo del 2016

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