Efectos de la era de hielo

Hace falta poner orden en las filas del fujimorismo

La última encuesta de IPSOS revela que el 53% de la población desaprueba la performance de Keiko Fujimori, mientras que solo un 38% la aprueba. El mismo sondeo señala que el 56% de la población aprueba el comportamiento de PPK, mientras que solo un 18% lo desaprueba. Esta es la primera medición de los efectos de la era de hielo entre ambos líderes, que ha perjudicado a Keiko por su prolongada decisión de no dialogar directamente con PPK.  

Bloqueada la posibilidad de diálogo, el comportamiento del fujimorismo se torna cada vez más errático. No ha podido articular una oposición coherente al gobierno de PPK ni tampoco frente al propio Frente Amplio. Y a la lideresa de Fuerza Popular no se le ha ocurrido mejor idea que viajar a Estados Unidos justo en los días en que se produce la transmisión de mando.

Primero apareció Luz Salgado anunciando que su partido era una fuerza de centro izquierda, lo cual solo causó risas entre los analistas políticos. Luego apareció el iracundo parlamentario Héctor Becerril anunciando que la Mesa Directiva del próximo Congreso solo estará compuesta por fujimoristas, pero luego tuvo que retroceder frente a las críticas de sus propios colegas parlamentarios. Posteriormente, la novicia parlamentaria Rosa Bartra, candidata a la vicepresidencia de la Mesa Directiva, consideró, en su primera entrevista televisiva, que el autogolpe del 5 de abril de 1992, perpetrado por el ex presidente Fujimori, fue justo y necesario; con lo cual dejo mal parada a su propia lideresa, quien en plena campaña electoral había dicho varias veces que ese acto político fue un grave error.

Frente a tamaño desorden apareció otra vez Luz Salgado, opinando sobre la composición del nuevo gabinete presentado por PPK. Como al parecer no tenía nada que decir frente a la consistencia técnica y política del anunciado gabinete, a la candidata al Congreso no se le ocurrió otra cosa que decir que “el nuevo gabinete era una representación de la CONFIEP, porque tenía muchos empresarios”. ¡Quién lo diría! Quienes en la década de los noventa, en el gobierno de Alberto Fujimori, privatizaron decenas de empresas estatales vendiendolas a diversos grupos empresariales, la mayoría extranjeros, quieren aparecer como campeones del discurso antiempresarial, compitiendo casi al unísono con las críticas de los izquierdistas del Frente Amplio.

¿A qué se debe el sorpresivo discurso antiempresarial del fujimorismo en boca de Luz Salgado? En el fondo es solo un pretexto para decir algo o para ocultar su orfandad de argumentos frente a la consistencia técnica del gabinete presentado por PPK. El problema radica en la mezquindad del fujimorismo para apostar a la gobernabilidad y mostrar desprendimiento cuando un gobierno recién se inicia. Lo sensato es darle al gobierno los instrumentos de gobernabilidad, que por tradición siempre se otorgan cuando un gobierno recién empieza.

Recientemente otra vez el termocéfalo Héctor Becerril, parlamentario de Fuerza Popular, Héctor Becerril, difundió —secundado por Carlos Tubino—una foto trucada, acusando a Verónika Mendoza de ser simpatizante del grupo terrorista de Sendero Luminoso; lo cual vuelve a confirmar el discurso errático del fujimorismo cuando Keiko está ausente del país. Por lo visto, el desorden cunde por todos lados. Y de remate, sin ser un acuerdo de Fuerza Popular, el congresista Julio Gago emplazó a PPK para que anuncie el indulto al ex presidente Alberto Fujimori en su discurso del 28 de julio, lo que casi al instante fue rechazado, quedando otro representante del fujimorismo muy mal parado. Mientras tanto, hay una marcha convocada para promover el indulto; pero nadie sabe quién la convoca oficialmente.

Se impone que Keiko ponga orden en las huestes de Fuerza Popular. Ojalá que su estadía en Estados Unidos la obligue a una reflexión más de fondo sobre su nuevo rol, de cara al periodo 2016 — 2021. Quizá alejarse de los humores y la prolongada resaca luego de la derrota la ayude a una reflexión de fondo y a sacar fuerzas de flaqueza para convertirse en una estadista. Es probable, entonces, que a su regreso termine con esta prolongada era de hielo entre PPK y Keiko, por el bien del país y por el futuro político de ella misma, y que por fin ponga orden en sus filas.

Neptalí Carpio