J. Eduardo Ponce Vivanco

EEUU ha devaluado su relación con América Latina

EEUU ha devaluado su relación con América Latina
J. Eduardo Ponce Vivanco
07 de enero del 2016

Sobre la geopolítica y la democracia en América Latina

La grosera magnitud de la intervención de Cuba en la Venezuela chavista demostró, hace mucho,  que la “cooperación” del castrismo con su “benefactor” energético es un burdo disfraz de su  estrategia de dominación.  El ejército de médicos, maestros, entrenadores deportivos, etc., solo es superado por  el número de agentes de inteligencia cubanos que controlan al régimen de Maduro para que éste, a su vez,  pueda controlar a los venezolanos.  Ellos son las víctimas de la pauperización provocada por la copia bolivariana de la revolución de los octogenarios Castro que esclaviza a los cubanos desde hace más de medio siglo.

¿Quién gana en este macabro intercambio: el castrismo o el chavismo?  Ambos se creen ganadores, pero es indudable que Venezuela pierde en lo económico,  pierde en lo político y pierde en dignidad. Regala su petróleo y entrega su soberanía para asegurar un modelo que solo produce pobreza, represión y desprestigio. Choca, pero no sorprende en el absurdo tropical que Maduro multiplica.

Lo que sí sorprende es la desbalanceada negociación de los EEUU para restablecer relaciones con Cuba porque en ella  olvidaron los principios históricos su política exterior.  Principios cuya fuente más potente es – ¿o era? – la libertad. Refiriéndose a su Constitución, Jefferson decía que "Es imposible no sentir que estamos actuando por toda la humanidad".  A pesar de los excesos a  que puede llevar el afán evangelizador, es indudable que la defensa de la libertad y los derechos del individuo han sido las anclas inamovibles de la acción externa de Washington no solo en América Latina. Por eso desconcierta su voltereta exagerada con la enmohecida dictadura de los Castro, precisamente cuando la diplomacia norteamericana tenía la mejor oportunidad de exigirles que utilizaran su enorme influencia con Maduro para inyectarle un mínimo de realismo y respeto por los derechos humanos de los venezolanos.

Es criticable que un giro tan inesperado coincida en el tiempo con los meritorios esfuerzos del nuevo Secretario General de la OEA para que esa organización – antes prioritaria para EEUU – asuma las responsabilidades que le asigna la Carta Democrática Interamericana frente a Venezuela. Peor aún si coincide también con (a) la aplastante elección de una mayoría democrática en el parlamento de Caracas, y (b) con el notorio declive de la izquierda en América Latina.  

¿Es que al Departamento de Estado ya no le interesa nuestra región, tan inoportunamente opacada por sus privilegiadas relaciones con la Cuba comunista? ¿Es comprensible que la potencia hemisférica se desentienda de la actual coyuntura latinoamericana cuando ya no están presentes las circunstancias que determinaron el replanteamiento de sus relaciones con la dictadura castrista?

Por: J. Eduardo Ponce Vivanco

Cortesía de Firmas Press

J. Eduardo Ponce Vivanco
07 de enero del 2016

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