Eduardo Zapata

¿Educación en Finlandia es realmente gratuita?

¿Educación en Finlandia es realmente gratuita?
Eduardo Zapata
12 de noviembre del 2015

Sobre las universidades que se declaran “sin fines de lucro”

Nos solemos quejar de las universidades que cobran y no nos otorgan la calidad del producto por el cual creemos estar pagando. Y ciertamente abundan razones para muchas de estas quejas, pues promotores universitarios –aun en las mejores y hasta bien intencionadas instituciones de educación superior universitaria- parecen no entender que el producto que venden es “educación”.

Sin embargo, gran parte del alimento de estos reclamos está basado en la idea de la existencia de una educación gratuita. De la idea del no lucro. Que enarbolando el ‘fin superior de la educación’ haría de autoridades y profesores de universidades ‘gratuitas y no lucrativas’ una suerte de redentores apostólicos de la verdad y desapegados, entonces, de las ‘vilezas del dinero’.

Tal vez lo primero que debamos subrayar es que –en referencia al título de esta nota- la educación pública en Finlandia no es gratuita. Pues una cosa es que los estudiantes accedan a una escuela sin que ello signifique un pago directo y otra es que ese acceso esté posibilitado por ciudadanos que cumplen con pagar sus impuestos. Impuestos que –bien invertidos- garantizan servicios eficientes y una educación horizontal de calidad para todos por igual.

La palabra gratuito –del latín gratuitus- significa según el diccionario de la RAE: “De balde o de gracia”. Sería bueno ya que los propios académicos de la lengua caigan en la cuenta acerca de que esta acepción no solo resulta de algún modo peyorativa, sino esencialmente inexacta. Porque el financiamiento de una oferta “gratuita” deviene de financiamientos indirectos. Nada es, pues, gratis. Nótese cómo la propia sabiduría popular –para alejarse de la acepción peyorativa de la RAE y de la realidad de la escuela pública en el Perú- ha acuñado la expresión “colegio de paga”. Como sinónimo de no gratuidad y mejor calidad.

El mismo diccionario de la RAE define la palabra lucro como “Ganancia o provecho que se saca de algo”. No se precisa la palabra dinero. Y efectivamente tanto las universidades públicas como muchas de las privadas se definen –con un rasgo de superioridad moral- como entidades sin fines de lucro.

Pero en esas mismas universidades “sin fines de lucro” comprobamos elevados sueldos de los rectores. Asistimos permanentemente a pugnas entre facciones que luchan por el Poder. Tomamos noticias de atrincheramientos de rectores y trasgresiones de sus estatutos electorales. Y hasta comprobamos rectores cuya calidad casi vitalicia genera no pocas suspicacias. ¿Todas estas anomalías obedecen a  disidencias académicas o más bien a apetitos personales o posiciones de dominio? Porque el lucro –lo hemos visto- no es solo dinero en efectivo. Implica no solo sueldos, sino también tarjetas de crédito, gastos de representación, asignación de consultorías y asesorías, compra-venta de palabras y silencios, entre otros; “…provecho que se saca de algo”.

No inflacionemos las palabras. Démosles su valor preciso. La gratuidad no existe. Y el sin fines de lucro –particularmente en el caso de las universidades privadas- debe darse por terminado. Porque termina por arruinar la vida académica en aras de intereses económicos personales o grupales.

Por: Eduardo E. Zapata Saldaña

Eduardo Zapata
12 de noviembre del 2015

NOTICIAS RELACIONADAS >

Pobrecitos los viejitos

Columnas

Pobrecitos los viejitos

Si usted anda en ese grupo etario al que se suele aludir como ´c...

17 de abril
Nuestros niños y su cerebro

Columnas

Nuestros niños y su cerebro

  En lo que se refiere específicamente a lo educativo, to...

11 de abril
Una joyita

Columnas

Una joyita

Resultó siendo públicamente una joya. Y de las de &acute...

04 de abril

COMENTARIOS