Economía y reparaciones

Análisis de las ofertas de los candidatos

El reinicio de la campaña electoral ha vuelto a poner en agenda el establecimiento de una Reparación para los miembros de las Fuerzas Armadas, Fuerzas Policiales y civiles que tuvieron que enfrentar la acción subversiva de los grupos terroristas en los años 80 y comienzos de los 90 del siglo pasado.

Efectivamente, la sociedad peruana tiene una deuda con quienes diseñaron la estrategia que logró la pacificación, pero por sobre todo, con quienes ofrendaron sus propias vidas para alcanzarla. Es cierto que hubo autoridades políticas que asumieron el riesgo, mas el éxito fue posible gracias a un esfuerzo colectivo que incluye a las rondas campesinas, así como a anónimos ciudadanos que por convicción le hicieron frente al terror en el plano ideológico.

Lamentablemente, parecería que el debate de las ideas constituye un escenario árido,  poco atractivo para algunos líderes económicos, quienes generalmente soslayan transitar por este terreno.  Sin embargo, en la otra orilla, existe una gama variopinta que emplea la democracia y participa en los procesos electorales con la única finalidad de alcanzar el poder, más allá de si tienen una firme convicción en cada una de sus propuestas de campaña.

Esa es la razón por la que algunos partidos proponen acentuar programas de corte populista, su objetivo al 10 de abril es conseguir las simpatías del electorado, no están en sus planes el hacer docencia política y optan por el diseño de estrategias de marketing donde una máxima es: “No es que hayamos mentido, sino que aún no es verdad”.  Una oferta electoral, como el gas a doce soles, termina siendo parte de la incertidumbre donde no existe un plazo cierto de cumplimiento.

Mensajes electorales como “justicia social redistributiva” llevan consigo códigos ocultos como “este sistema es injusto, por lo tanto hay que cambiarlo y distribuir/socializar lo que existe”, la ambigüedad es tan grande que hasta los movimientos anteriormente alzados en armas podrían suscribirlo.

Otra cosa es señalar que el país requiere promover la inversión para retomar el crecimiento y que el sistema siga redistribuyendo mediante la generación de empleo productivo, lo cual ha demostrado ser un mecanismo eficiente para reducir la pobreza.  En lugar de proponer establecer las condiciones –reformas de segunda generación- que permitan a un mayor número de peruanos trabajar con dignidad, acumular el fruto de su trabajo, invertirlo y seguir creciendo.

Bien por las Reparaciones, pero sin una estrategia clara y definida para retomar el crecimiento no habrá como financiarlas y quizás ésta termine por convertirse en otra promesa electoral que frustrada que decepcione, una vez más, a los cientos y miles de héroes anónimos, mutilados, viudas y niños huérfanos que dejó la violencia en el Perú.

Por: Guillermo Vidalòn del Pino