Economia en las aulas

Economia en las aulas
05 de septiembre del 2014

Reflexiones rumbo a la prueba de evaluación educativa PISA 2015 Hace muchos años, en un departamento ubicado en el décimo piso de un edificio sin ascensor, con luz y agua “prestadas”, me reuní con dos jóvenes: una argentina y la otra española. Habíamos pasado la tarde tocando la guitarra y tarareando canciones de Luis Alberto Spinetta y algo de trova, cuando encendimos el televisor. Apareció ante nosotros la imagen de un hombre vestido con un terno gris, de rostro arrugado y entrecano. Una de las chicas, dijo: Che, ¿quién es ese, señor?; ¿Quién?, respondí, volviendo mi atención al televisor. Joder –dijo, la otra- ¿Quién es ese tío? Intrigado por la curiosidad de ambas, inquirí: ¿Por qué lo preguntan? Joder, es que tiene una cara de tramposo, el tío, ese. Sí, che –agregó la argentina- tiene una cara de bandido. Oye –le dije- ¿sabes quién es ese hombre; tienes una idea de quién estás hablando? ¡Ese “tío” es nuestro ministro de Economía! Reímos, apagamos el televisor y fuimos a “jironear”. Suficiente clase de economía para mí. Cuento esta anécdota, ahora que recuerdo mis encuentros cercanos con la economía. ¿Qué es la economía? Mi primer intento por comprenderla fue cuando abrí un libro que prometía enseñarme la economía de una manera rápida y entretenida. El libro, prestado y devuelto, hablaba in extenso sobre la economía mecánica. Para explicar esta teoría, partía por la premisa de que la economía era la manera de satisfacer una necesidad con los recursos disponibles; eso, y que era sinónimo de “ahorro”. Citaba, por ejemplo, los inventos de Leonardo Da Vinci: “el cañón de tres toneras” o “la máquina de volar”, ahorraban el esfuerzo del ser humano: el tiempo, la fuerza; ergo, he aquí, un ejemplo de economía mecánica. Sendhil Mullainathan, profesor de Harvard, quien estuvo hace poco por el Perú, llegó para hablarnos acerca de la aplicación de la psicología en la economía y en los programas sociales. El periodista Juan Manuel Hurtado, de la Revista Semana Económica, pregunta a Mullainathan: La economía del comportamiento es una disciplina muy joven. ¿Qué recomendación les diría a aquellos escépticos en aplicarla a las políticas públicas? El profesor, responde: Es engañoso pensar en ‘economía del comportamiento’ [como una ciencia]. La manera más fácil de verlo es con el ejemplo de los sectores de servicios. Si estás en ese sector, tu meta es enterarte de la psicología de la gente que compra tu producto. Si estás en el gobierno, también das servicios. Como consecuencia, tu única meta debería ser entender la psicología del consumidor. En mi artículo “¿Por qué fracasan los países?... Porque no leen”, hacía referencia a la obra Why Nations Fail de Daron Acemoglu y James Robinson. Si bien la obra busca romper los mitos de que las condiciones geográficas o la diversidad étnica son factores determinantes para el progreso de un país; acotaba, desde mi modesta posición intelectual, que los autores se habían olvidado de decir que una de las mejores herramientas para salir de la pobreza es poner a la gente a leer y aumentar el nivel de preparación intelectual de su sociedad. Dicho en términos de “opinólogo”: invertir más en el sector Educación. En agosto del próximo año, se realizará la prueba PISA 2015 (en la evaluación PISA 2012 quedamos en último lugar) que medirá la comprensión lectora, matemática, ciencia, capacidad para resolver problemas colaborativos y, por primera vez, serán evaluados los conocimientos sobre Educación Financiera. Desde el año 2005, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recomendó a los países asociados promover conocimientos de orden financiero. Según la OCDE, a los 15 años se esperaría que tengamos ciertos conocimientos y comprensión del entorno financiero en el que vivimos en nuestras familias. “Sin duda todos han adquirido artículos para el hogar o para uso personal; algunos habrán tomado parte en reuniones familiares sobre el dinero y sobre la diferencia entre desear y necesitar; y un razonable porcentaje incluso habrá empezado a ganar y ahorrar dinero. Conceptos como interés, inflación o valor del dinero pronto serán, si no lo son ya, importantes para su bienestar financiero…” El diario Gestión, en enero de 2014, informó que a raíz de recientes crisis financieras, un grupo de países tomó conciencia de impulsar la educación financiera en todos los niveles. Informaba Gestión: En España y desde el Instituto de Estudios Financieros de Barcelona ya existen experiencias de educación financiera a profesores para que luego la impartan en sus escuelas y colegios. Cito también: Uno de los programas bandera de la Asociación Bancaria de Colombia (Asobancaria), junto con el Ministerio de Educación, es llevar a las aulas de clase una nueva asignatura donde se le enseñe a los estudiantes a manejar su dinero, que entiendan la cultura del ahorro y cuál es la relación de las finanzas en la vida de cada uno. El programa ha sido reconocido en otros países y se espera tenga buenos resultados. (http://gestion.pe/tu-dinero/educacion-financiera-preocupacion-mundial-2086472) Volviendo a mi anécdota, me pregunto si estamos dejando de lado algo más importante en las aulas, es decir: el ser humano. ¿Cómo formamos mejores personas? Si hubo un tiempo en que Dios estuvo en el centro de todas las cosas, hasta que llegó Marx; me pregunto cómo podemos medir los avances en calidad de personas. (Crisis de valores, ética, etc) Hay un dicho: “Como doctor es una eminencia, pero como persona…” Claro, para dar una respuesta a este último párrafo, mi instinto me dice que caeré en el terreno filosófico. Lean Deberes del Hombre de José Mazzini. La economía no deja de sorprenderme, tal vez, por eso, decidí estudiar periodismo y escribir cuentos. Total, ¿quién dijo que “la economía es un gran cuento”? Por Arturo Valverde

05 de septiembre del 2014

COMENTARIOS