¿Dónde está la sensatez?

A propósito de dos proyectos de ley disparatados promovidos por la SUCAMEC.       

SUCAMEC, ente encargado de registrar y controlar el uso civil de armas de fuego y explosivos en Perú, viene anunciando en la prensa dos iniciativas disparatadas. Los funcionarios públicos debieran estudiar las causas de los problemas (ellos mismos en este caso) y los efectos económicos de las normas en la realidad (Law and economics) antes de lanzar propuestas.

La propuesta de marcar cada bala con un código (cosa que, por el costo, no hace ningún fabricante ni importador del mundo, haciendo  improbable que alguien quiera hacerlo solo para nuestro mercado) generaría sobreprecio o imposibilidad fáctica de cumplir el requisito, lo que en una economía profundamente informal, en la que la ley es tomada por la mayoría como un mero marco referencial, conduciría, sin duda, a una fuerte demanda de munición en el mercado ilegal que, como sabemos, es alimentado por los polvorines militares y policiales (curioso el interés de algún militar retirado en que esto ocurra) y alentaría en el futuro el contrabando, como sucedió con los cigarrillos y el alcohol cuando tenían aranceles altísimos. ¿Es que no hay nadie en el gobierno que pueda darles clases sobre historia reciente y principios básicos de economía?

La otra propuesta, que busca sancionar penalmente (con cárcel) la posesión de un arma con licencia vencida es insostenible, jurídica y racionalmente. Sería pretender sancionar penalmente al ciudadano honesto por culpa de la incapacidad funcional de la propia SUCAMEC, que en forma inédita ha embalsado miles de expedientes de renovación de licencias.

Hecho agravado porque, además de no convocar para ello a la sociedad civil -como ordena la ley- aún no se inicia la redacción del reglamento, de la nueva ley de armas que ayudaría a deshacer los reiterados disparates de este gobierno en la materia.

La propiedad legítima de un arma se adquiere con el registro, que respalda la licencia hoy y la tarjeta de propiedad luego que entre en vigencia la ley recientemente promulgada. El paralelo más sencillo para entenderlo es la Tarjeta de Propiedad Vehicular.

Por lo tanto, no tiene lógica pretender sancionar penalmente al propietario legítimo por estar en posesión de su bien. Lo que cabe, y así lo reconoce la ley, es sancionar pecuniariamente y/o con el decomiso, el uso o porte del arma con licencia vencida fuera de los límites de la propiedad o domicilio del propietario legítimo, exactamente igual como se hace con el propietario de un auto que es sorprendido conduciendo su máquina con licencia de conducir vencida. Para quienes duden de la idoneidad del paralelo propuesto, es necesario recordar que más personas mueren al año por accidentes automovilísticos que por uso indebido de armas de fuego. Y al auto no se le acaban las municiones.

La desesperación tras casi 4 años de comprobada incapacidad para mejorar la seguridad, parece llevar a algunos miembros del ejecutivo a olvidar que es a los ciudadanos honestos a quienes se debe un gobierno.

Por Dardo López-Dolz
31 - Mar - 2015