Guillermo De Vivanco

¿Dónde está la derecha?

¿Dónde está la derecha?
Guillermo De Vivanco
11 de septiembre del 2014

Crítica a los partidos políticos desde la perspectiva del capitalismo popular

Los partidos políticos se definen como de izquierdas y de derechas. En el Perú sin embargo todos los partidos se definen como de “centro izquierda” o “izquierda”, ya que ser de derecha les cuesta cargar con el estigma de la avaricia, la  codicia y el egoísmo, una pesada herencia de la época colonial y de la república aristocrática, tiempos en los que las élites sociales debían su fortuna a la influencia política: subsidios, favores gubernamentales o privilegios especiales.

Hoy ha emergido un nuevo tipo de capitalistas. Mayormente son provincianos, inmigrantes, formados al margen del estado. Son hombres y mujeres de negocios que no se disculpan por su habilidad, que rechazan el viejo prejuicio que considera inmoral el éxito, que se sienten orgullosos de sus logros y que no sienten culpas por haber triunfado. Ejemplos de ello son: Pedro y Nemesio Guizado, Roberto Ardiles, Antonio Velásquez, Alcibíades Torrejón, José Santos Gallardo, Walter Serveleon, Lucio Morales, Pinglio Bendesu, Manuel Ito y tantos otros que empezaron de ambulantes y luego construyeron las galerías más exitosas de Gamarra. ¿Qué ideología los identifica? ¿Qué partido los representa?

Bien lo dice Ayn Rand: “El símbolo de todas las relaciones entre esos hombres, el símbolo moral del respeto por los seres humanos, es el comerciante. Nosotros, los que vivimos según valores, no saqueos, somos comerciantes, tanto en lo material como en lo espiritual. Un comerciante es alguien que gana lo que obtiene, y no da ni toma lo inmerecido. Un comerciante no pretende que se le pague por sus fracasos, ni que se lo ame por sus defectos”

Volviendo a nuestras izquierdas y derechas, no logro entender a los políticos de “centro izquierda” (APRA, PPK, Keiko). ¿Cómo mezclamos la izquierda y la derecha y le sacamos un promedio llamado “centro”? El centro es la ambivalencia con la que se coquetea con el comunismo. Dice Rand sobre la naturaleza del socialismo: “el negar los derechos de propiedad, equivale a convertir a los hombres en propiedad del Estado. Quien quiera que se arrogue el “derecho” de “redistribuir” la riqueza que otros producen está reclamando el “derecho” de tratar a los seres humanos como bienes de uso”.

Queda claro entonces que lo que caracteriza a la izquierda difiere  notablemente de los postulados de la derecha: El modelo neoliberal comprende inversión, propiedad privada, esfuerzo individual, libre mercado,  desrregulación burocrática, cumplimiento de la ley y respeto a los derechos humanos. Es arrogante la izquierda cuando se reclama defensora del medio ambiente y de los derechos humanos pero esconde la cabeza ante el crimen que significa la minería ilegal, y se empeña en juzgar a los soldados que rescataron a los rehenes de la embajada de Japón.  Éstos sí estaban  degradados en sus derechos humanos por la banda  terrorista.

Pero, sobre todo, la derecha tiene “el orgullo que se obtiene por sus propios logros, lo que le da al hombre el ser dueño de su destino y un fin en si mismo.” Esta es la diferencia, la esencia del capitalismo popular, la idiosincrasia misteriosa del mundo emprendedor, la marca de las sociedades exitosas. Unos productores, otros saqueadores; unos orgullosos, otros culposos.

No conozco comunistas, socialistas, ni estatistas en Gamarra. Ahí todos somos capitalistas, queremos crecer, ahorrar, capitalizarnos. Al Estado lo queremos eficiente, un estado “chico”, colaborador antes que obstructor, que “deje hacer”, que no nos ahogue con la tramitología, que no sabotee la formalidad, que controle el mercantilismo, la discrecionalidad burocrática, la corrupción y la delincuencia. También queremos que las propuestas políticas propongan generar riqueza, den confianza a la inversión y produzcan liderazgos regionales competitivos.

Mientras tanto, sigo sin entender la terminología política y sus centros. Sigo sin escuchar ninguna defensa al capitalismo frente a la ofensiva del ecologismo radical marxista que ha logrado detener proyectos de inversión minera por más de 17,000 millones de dólares. ¿Centro Izquierda? ¿Media virgen? ¿Medio mentiroso? ¿Medio honrado? ¿Capitalistas o comunistas? ¿Libres o esclavos? Hablemos claro. Reconozcamos la pobreza y cómo salir de ella.

Por Guillermo de Vivanco

Guillermo De Vivanco
11 de septiembre del 2014

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