Raúl Mendoza Cánepa

Dirigir un diario

Dirigir un diario
Raúl Mendoza Cánepa
29 de agosto del 2016

Periodismo de noticias versus periodismo de opinión

Hace algunas décadas Pedro Beltrán revolucionó el periodismo cuando optó por diferenciar la noticia (noticia científica, entiendo) de la opinión del medio, que no es otra cosa que la opinión de quienes lo dirigen. Recientemente la nueva dirección de un medio consideró que la noticia es un commodity, una mercancía, y que por no distinguirse un mismo hecho difundido en distintos medios, cada nota debería integrar un valor agregado, que finalmente no es más que un sesgo escondido. La fuerza de un diario no es el estiramiento e interpretación de la nota, sino su tratamiento científico y la opinión plural, en torno al hecho, en las columnas del medio. Si, peor aún, el columnismo del diario carece de pluralidad, se pierde veracidad, credibilidad y prestigio.

Ocurre que el periodismo de hechos tiene como objeto la verdad, que es la conformidad de lo manifestado con la realidad. Ese es el principio del prestigio de los diarios. La verdad se expresa cabalmente por la frase de San Agustín: “La verdad es lo que es” (verum id quod est). Ni más ni menos, solo plenitud y precisión. Pero la verdad puede ser inasible; y más aún cuando lo que impera es el apremio por conocerla, pues las noticias son actualidad móvil y deben examinarse con la prisa del día y la hora del cierre. Así, el desafío mayor del periodista es la celeridad perfeccionista, la profundidad y disciplina científica con la que bucea en una situación más allá de lo que las agencias de noticias puedan proveerle. En el contraste, la llamada, la entrevista y la calle se observa la pericia. Pese a los límites razonables, el periodista observador (permítanme una frase de Teilhard de Chardin) debe abordar “el fenómeno, solo el fenómeno y todo el fenómeno”. 

Si bien el periodismo de hechos o noticioso es aséptico y pretendidamente objetivo, el columnismo, que convive con la narración de los hechos y que debe expandirse al máximo y pluralizarse en cada medio, es medianamente subjetivo en su razón y perceptivo en su observación. El ser humano trata de someterse a la disciplina de la objetividad cuando investiga hechos, pero cuando razona sobre el hecho lo hace desde la posición que le tocó (la perspectiva, en términos de Ortega y Gasset). Por tanto, el columnismo tiende a ser no más que un punto de vista del observador y, en ocasiones, una toma de posición. La pluralidad es la suma de perspectivas que permite al lector de un diario tomar una posición más cabal.

El periodista puede simpatizar con una candidatura, pero no debe dejar de informar con veracidad sobre los actos que no convengan al candidato. En este punto, la verdad agustiniana ya no es lo que es sino lo que parece ser. No existe el columnismo de consenso o monocorde, pues cada periodista puede creer en un candidato o antagonizar con otro. Lo mismo ocurre con la línea de un medio, siempre que primen la honrada apreciación y la cobertura plural e igual para todos. 

Pero el periodismo de hechos, de noticias, sí debería tender al consenso: los hechos son “por sí mismos”, existen tal cual ocurrieron independientemente de lo que de ellos lleguemos a creer, nos convengan o no. Un hecho determinado ocurrió de una sola forma, no de varias; no hay un hecho para cada observador, sino vértices cuyas piezas debemos recoger y juntar a través del protocolo periodístico. Un periodista que no llama al implicado o que no contrasta ni verifica es mal periodista. No son los hechos los que fallan sino la mala posición de quien los ve: falta de suficiencia o de fuentes, desvinculación entre los datos, falta de integración de todos los elementos, carencia de rigor, carga subjetiva, etc.

El periodista noticioso es el historiador del presente: su reto es la brevedad de la indagación, pero también la perfección. La perfección es el valor agregado de la mercancía, no más. El reto del historiador es la lejanía de sus fuentes. En ambos casos se impone el cuidado, la disciplina y la severidad del método y la pasión por la verdad, sea cual fuere.

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
29 de agosto del 2016

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