Diez años sin Oriana Fallaci

Sobre la entrevistadora más temida del siglo XX

Fue una pitonisa que vaticinó las brechas culturales que hoy existen en Europa, el conflicto bélico entre oriente y occidente, la fobia a lo diferente, los fundamentalismos religiosos y las extirpaciones de idolatrías de los últimos años. La primera mujer italiana en ser corresponsal de guerra, y que cultivó y desarrolló a profundidad —a lo largo de su vida— el género de la entrevista, Oriana Fallaci (1929-2006) desapareció del mundo un 15 de setiembre.

¿Qué significa su nombre en la actualidad? Considerada una “escritora maldita” por algunos, es toda una leyenda del periodismo. Fue espía antifascista en su infancia (en contra de la ocupación nazi de su país), y después una periodista de calle que enfrentó a las élites del mundo. También una profesional que dio el ejemplo dentro de redacciones conformadas en su mayoría por los hombres. Se denominaba liberal, sin embargo, esa visión no concuerda con un artículo que desató polémica entre sus seguidores a raíz del 11-S, La rabia y el orgullo (2001), donde describe a los inmigrantes árabes en Europa como "sucios e intolerantes" con el "islam opresor" a sus espaldas. 

A inicios del nuevo milenio lanzaba pocos comentarios desde su residencia en New York mientras combatía sola el cáncer de mama. Quería entrevistar al terrorista más buscado: “la única persona en el mundo por la que traicionaría mi promesa de no tener nada que ver con el periodismo es Osama Bin Laden”. La Signora Fallaci fue la entrevistadora más temida desde los años sesenta hasta los noventa. "Si se trata de un despótico soberano o un presidente electo, de un general asesino o un líder querido, veo el poder como un fenómeno detestable e inhumano. La desobediencia hacia el opresor ha sido siempre la única manera de utilizar el milagro de haber nacido”. 

La prensa estadounidense tildaba su método de trabajo de “controvertido”. En ocasiones, ella empezaba lentamente, obtenía lo que quería y después atacaba. De esta forma, al menos conseguía información si el personaje se retiraba a regañadientes de la batalla verbal. Con ella Henry Kissinger mantuvo (según su propia confesión) la conversación más desastrosa de su vida. También fue amenazada por el “pugilista del siglo” Muhammad Ali con romperle la nariz. Activista del vivir al límite. Son numerosas las grandes personalidades que entrevistó, pero con el Ayatolá Jomeini dejó una marca histórica. Todos ellos sufrieron con una periodista que no se mordía la lengua. 

Entre las publicaciones que entregó están Los siete pecados capitales de Hollywood (1956), El sexo inútil (1961), Penélope en guerra (1962), Si el Sol muere (1966), Nada y así sea (1969), Entrevista con la historia (1974), Carta a un niño que nunca nació (1975), Un hombre (1979), Inshallah (1990), Oriana Fallaci se entrevista a sí misma (2005) y Un sombrero lleno de cerezas (2008). Por otra parte, L’Oriana (2014) es una película sobre su trayectoria profesional, protagonizada por la actriz italiana Vittoria Puccini. Y La corresponsal (Editorial Aguilar, 2015) es su biografía autorizada, escrita por la periodista italiana Cristina de Stefano.

Según La Signora, la escritura —“un gran sufrimiento y un gran trabajo”— fue la pasión de su vida. “Escribía y reescribía hasta encontrar la palabra justa”, cuenta su sobrino y único heredero Edoardo Perazzi por El miedo es un pecado (2016), una recopilación de 120 cartas dirigidas a amigos, familiares, affaires y entrevistados. Son textos inéditos, la mayoría escritos “a máquina”, como le gustaba y porque jamás utilizó una computadora. Este último libro no ha sido publicado en español; pero sí hay pequeñas traducciones de seguidores, que muestran que no solo era una mujer dura. También tenía detalles de diversión y preocupación por los suyos. En una carta a una joven periodista le recomienda que “la única verdadera escuela de periodismo es la práctica cotidiana. (…) Lee, lee y lee”. Es, pues, una manera de honrar su memoria.

Por: Luis Cáceres Álvarez

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