Dante Bobadilla

Dictaduras y dictaduras

Dictaduras y dictaduras
Dante Bobadilla
10 de agosto del 2017

Desde Castro y Pinochet hasta Nicolás Maduro

Estoy aburrido de leer a polítólogos y analistas repetir frases de cliché, como que todas las dictaduras son iguales y que hay que condenarlas a todas por igual. Ese tipo de opiniones baratas reflejan pereza mental, poses de demócrata o simple estupidez. Toda generalidad es una muestra de negligencia intelectual, así como todo igualitarismo es una barbaridad, aunque suenen a campanas celestiales.

Muchos académicos ansían posar en el lado correcto de la opinión política, y eso los lleva a repetir este tipo de frasecitas prefabricadas. Algunos permanecen en la etapa juvenil y sueñan con ser superhéroes sociales, defendiendo causas nobles y cursis, llegando a arriesgar todo su capital intelectual y hasta su vida. Como Javier Heraud, espléndido poeta muerto en la flor de su juventud, intoxicado por ridículos ideales de izquierda que se repartían como droga barata en las universidades.

Uno espera que la madurez permita a todos superar esa penosa etapa de sentirse luchador social, defensor a ultranza de la democracia, la patria y cosas así. ¿Por qué habría que defender la democracia? Teóricamente es un sistema superior, pero los hechos no lo corroboran. No soy de los que se enamoran de teorías y relegan la realidad, sino todo lo contrario: prefiero los hechos. Y en los hechos, la democracia ha conducido a los pueblos de Latinoamérica a manos de delincuentes de poca monta. En el Perú la democracia no resolvió nada en los ochenta, y en lo que va de este siglo solo ha ido empeorando los problemas. No veo pues razón para ser uno de esos cándidos sahumadores de la democracia y hacerle ascos a toda dictadura “por igual”.

Objetivamente, al pueblo le interesa un comino si el régimen que lo gobierna se define académicamente como democracia o dictadura. Lo único que le importa a la gente es si progresa o no, si goza de libertades o no, si el Estado lo limita o no. En tal sentido, me resulta grotesco igualar a la dictadura cubana o chavista con la de Fujimori o Pinochet. En primer lugar, porque los primeros se quedaron eternamente en el poder causando miserias y penurias atroces a sus pueblos, mientras que los últimos se fueron voluntariamente dejando a sus países encarrilados en el desarrollo y la bonanza, luego de haberlos rescatado de la miseria y del terror al que los llevaron democracias bobas con políticas de izquierda.

Hay pues grandes diferencias entre unas dictaduras y otras. Puedo hacer un recuento extenso de estas diferencias, pero no viene al caso. Basta decir que no es lo mismo entrar al poder en medio de prosperidad para llevar el país a la miseria social, como son los casos de Cuba y Venezuela. Incluso la dictadura chavista disfrutó de la mayor época de bonanza petrolera de toda su historia, pero igual destruyeron el país.

Las dictaduras de Pinochet y Fujimori hallaron países en la miseria, destrozados por la izquierda y con terrorismo activo; luego dejaron el poder voluntariamente con sus países en auge y desarrollo. Estoy concediendo que Fujimori fue un dictador, de lo cual tengo serias dudas. Es un cargo que le imputó gratuitamente la rojimia CVR. No hay nada que pueda calificar claramente al régimen de Fujimori como dictadura. La corrupción y el control de las instituciones han sido prácticas comunes en nuestra democracia. El primer gobierno de Alan García tuvo mayor control de instituciones de lo que tuvo Fujimori. Lo único que le faltó a García fue controlar la Iglesia, pero al menos tuvo su bendición; en cambio ese no fue el caso de Fujimori.

En el gobierno de Fujimori hubo plena libertad de expresión. Tanta que La República se tomó la libertad de advertir al MRTA que se estaba construyendo un túnel. ¡Qué más prueba que esa! El video Kouri-Montesinos fue difundido con total libertad por los medios. ¿Hubo acaso intentos de censura? Desatado el escándalo, el mismo Alberto Fujimori apareció en la TV para renunciar a la presidencia y convocar a elecciones. ¿En qué dictadura se ha visto eso? Es ridículo pues igualarlo con lo que ocurre en Venezuela, donde la dictadura va hacia los veinte años a sangre y fuego; y menos aún compararlo con el desastre que es Cuba desde hace seis décadas.

En resumen, ese rollo tan repetido de que todas las dictaduras son iguales y que hay que condenarlas a todas por igual me parece propio de mentes débiles y opinólogos baratos. Les hago una prueba: puestos a elegir, ¿en qué dictadura creen que estos cándidos señoritos opinólogos preferirían vivir? ¿En la de Maduro o en la de Fujimori? ¿En la de Fidel Castro o en la de Pinochet? Es simple.

Dante Bobadilla

Dante Bobadilla
10 de agosto del 2017

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