Dicotomía política

La distancia artificialmente grande entre extrema izquierda y extrema derecha.

En el Perú basta ir a cualquier sitio arqueológico, desde Chavín de Huantar hasta las huacas trujillanas, para escuchar a los guías resumir toda la riqueza cultural e histórica en una dicotomía: blanco-negro, bien-mal, luna-sol, masculino-femenino. Desafortunada reducción esotérica de lo que debían ser las culturas prehispánicas y sus diversidades.

Creo que hoy existe otro tema en que la diversidad humana padece del mismo reduccionismo intelectual: la política y su análisis. Tal como se nos la presenta a diario, la política se limitaría a un tema de izquierda y de derecha, triste limitación unidimensional del “échiquier politique” (“tablero de ajedrez”), como lo llaman nuestros amigos franceses.

Esta visión lineal genera inconmensurables malentendidos, equivocaciones y otras mal interpretaciones de los actores políticos y termina perturbando las decisiones del elector. Al fin y al cabo, mediante este esquema, lo que se le propone al elector es que elija cuales libertades quiere sacrificar: las económicas (libre mercado, baja carga tributaria, etc.) si vota a la izquierda; o las civiles y/o individuales (migratorias, religiosas, sexuales, etc.) si vota por la derecha. En ambos casos se trata, de una u otra manera, de permitir que el estado y sus representantes controlen parte de nuestras vidas que no les corresponde.

Otro problema clásico que genera esa reducción lineal es la distancia artificialmente grande entre la extrema izquierda (comunismo) y la extrema derecha (nazismo, fascismo) que, en efecto, son doctrinas muy parecidas (estado omnipresente, destrucción del libre mercado y rechazo de las libertades individuales), con resultados concretos similares: campos de concentración para unos y Gulags para otros…

Para paliar estos inconvenientes y establecer una segunda dimensión en el análisis, me parece mucho más pertinente apoyarse en el diagrama de Nolan. Como bien se indica en la leyenda de este gráfico, el diagrama muestra la ubicación de cada ideología con respecto a las libertades individuales y las libertades económicas; y coloca el espectro político tradicional izquierda-derecha en una diagonal. Aunque la representación de Nolan no ha sido aplicada todavía a la realidad peruana, existe un cuestionario político que permite posicionar a sus actores en el espectro político.

Un punto interesante – sino el mayor- de esta representación bidimensional es cómo ubicar a los liberales en su posición, por encima de la dicotomía tradicional derecha-izquierda y los más lejos posible del “ultra estatismo salvaje” (regímenes totalitarios).

Un liberal no debería considerarse de derecha, aunque comparta con ésta algunas ideas económicas (los conservadores se apropiaron las ideas económicas liberales). De hecho, la posición liberal, basada en la filosofía de la libertad es, más que todo, una posición frente al estado y los límites que debe tener éste.

En los últimos 25 años, en el Perú hemos visto las ventajas de la menor intervención posible del estado en la economía. Ahora es tiempo de que los sectores conservadores entiendan que las mismas ventajas también son alcanzables en la esfera de las libertades individuales. En este campo deben admitir que queda mucho por hacer y que reconocer las libertades es imprescindible para alcanzar una sociedad más equilibrada y respetuosa. No hacerlo sería dejar la legítima reivindicación de la libertad en manos de los estatistas vestidos con su disfraz social (izquierda). Y también sería dejar que ésta y sus ideólogos anticuados se aprovechen del electorado “izquierdista” para arrasar con las libertades económicas.

Por Vincent Dumortier

05 - May - 2015