Carlos Arnillas Denegri

Diálogo que reconforta

Diálogo que reconforta
Carlos Arnillas Denegri
22 de diciembre del 2016

De los acuerdos alcanzados depende el desarrollo del país

Después de cinco meses en los que el diálogo estuvo ausente entre los dos principales protagonistas de las elecciones presidenciales, por fin se abrió tan importante compuerta democrática, gracias a la mediación del cardenal, Juan Luis Cipriani, quien posibilitó y fue anfitrión de la cita entre Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori. ¿Qué se habló en ese cónclave? Nadie lo sabe, pero las sonrisas y la cordialidad demostrada al término de la reunión nos permiten abrigar la esperanza de que la gobernabilidad es viable y que los grandes problemas que aquejan al país serán debatidos con espíritu constructivo. Hay urgentes temas por resolver, y para ello se necesita mucha buena voluntad multipartidaria.

La iniciativa de la primera autoridad eclesiástica del país cayó muy mal en los sectores políticos radicales que, en su afán de llevar agua para su molino, buscan enfrentar al gobierno con el fujimorismo, tratando de encontrar eco en sectores tan sensibles como la población minera y en regiones que no tienen acceso a una educación y salud decorosas. La inseguridad ciudadana, la falta de adecuada infraestructura educativa y la implementación de un eficiente sistema integral de salud pública, necesitan de una concertación de voluntades de los sectores políticos que ganaron las últimas elecciones generales, ya que sus planes de gobierno tienen los mismos objetivos.

Paralelamente, se tiene que combatir la corrupción en la administración pública, extirpando a los corruptos mediante una mayor celeridad en la administración de justicia, declarando la muerte civil a todos los que delinquen a costa del Estado. Dinamizar la economía nacional a través de las inversiones en las diferentes regiones del país, es otro tema que tienen que abordar las autoridades políticas si queremos que el país progrese. Hay que recuperar el tiempo perdido en los cinco años del pasado gobierno, de corte populista e irresponsable, que dejó vacías las arcas del Estado.

Se tiene que hacer menos caso a los medios de comunicación masiva que, manejados por la izquierda irresponsable, buscan una confrontación entre los principales actores de las últimas elecciones políticas. Lamentablemente en materia de comunicación, el gobierno de PPK adolece de interlocutores válidos, por lo que consideramos indispensable se convoque personalidades de altísimo nivel político, ético y profesional —que los hay y están dispuestos a colaborar— para que tiendan puentes de coordinación y de concertación de esfuerzos entre los poderes del Estado, las instituciones públicas y privadas del país.

En el Perú no hay cabida para experiencias totalitarias. El gobierno tiene que liberarse de los infiltrados y de los topos que Ollanta Humala dejó como pesada herencia en estamentos estratégicos de la administración pública. Se debe implantar una moderna meritocracia para escoger cuadros profesionales proactivos que hagan posible una verdadera reforma del Estado. Claro que una empresa de esta naturaleza requiere de un esfuerzo gradual, pero hay que comenzar.

Creemos que el esfuerzo del cardenal para que Pedro Pablo Kuczynski y Keiko Fujimori se sienten a conversar sobre temas de interés nacional es el mejor regalo que hemos recibido los peruanos en estas navidades. De los acuerdos que se alcancen y de la buena voluntad de los miembros del gabinete ministerial y de la mayoría parlamentaria, dependerán el éxito o el fracaso de los planes y programas a ponerse en práctica para que el país siga por la senda del progreso y el desarrollo económico, detenido por el nefasto gobierno pasado.

Pero algo que sí debe de quedar bien en claro, es que el gobierno de PPK debe marcar distancia, cuanto antes, del humalismo y de la izquierda irresponsable, antes de que sea tarde.

 

Carlos Arnillas Denegri      

Carlos Arnillas Denegri
22 de diciembre del 2016

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