Jorge Morelli

Desorden prefabricado

Desorden prefabricado
Jorge Morelli
22 de febrero del 2017

Ministerio Público está desorientando sus investigaciones

Se está desordenando la investigación de la corrupción. La política se está metiendo en las decisiones, y es el Ministerio Público el que está introduciendo el desorden. El caso Toledo se frena porque puede terminar comprometiendo a Pedro Pablo Kuczynski. El caso Humala no avanza. El caso Villarán no aparece por ningún lado. Están el gobierno o los partidos presionando al Ministerio Público para desorientar la investigación?

Se puede descartar que el gobierno pepekausista, en su orfandad, tenga palancas con qué manipular a la Fiscalía. Y menos los partidos, que no tienen hoy en día el poder para descaminar la investigación. Ni siquiera el Congreso puede. La conclusión es, entonces, evidente: el Ministerio Público está desorientando sus propias investigaciones. Y lo hace porque está siendo llevado de las narices a ello por los medios de comunicación, cuyo rabo de paja comienza a aparecer vinculado a las empresas brasileñas de la corrupción.

La estrategia es generar en la opinión pública la sensación de que lo equitativo es meter a todos los partidos por igual en el fango, de manera que parezca que son los medios de comunicación los únicos que tienen la autoridad moral para fijar la agenda de lo que viene. La verdad, sin embargo, es que los medios de comunicación —que pretenden apoderarse de la agenda y aparentan ser la reserva moral— son justamente aquellos cuyos intereses empresariales están directamente involucrados con la corrupción brasileña y amenazados por las investigaciones.

El objetivo de esos medios es detener este huaico, como sea, ante sus puertas e impedir que la investigación ingrese a sus cuartos oscuros, de modo que no se esclarezca jamás cómo exactamente ocurrieron años atrás los oscuros cambios de manos de esos mismos medios. Que es, dicho sea de paso, exactamente lo que Toledo amenaza con revelar si lo arrastran de vuelta al país.

El Ministerio Público, temeroso y pusilánime, trata entonces de servir diligentemente a esos clientes ayudando a desviar el huaico hacia cualquier otra parte, por absurdo que parezca. Con ello los medios atarantan a la opinión pública y la aburren hasta que, harta de no entender, tire la toalla y declare que la política es una basura en la que nadie debe meterse.  

A nadie engaña esa treta, sin embargo. Solo pone en evidencia la insensatez de este desorden prefabricado.

 

Por Jorge Morelli

@jorgemorelli1
jorgemorelli.blogspot.com

 
Jorge Morelli
22 de febrero del 2017

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