Desde Paracas: no más cuerdas separadas

Hoy es el segundo día de la Convención Nacional de Ejecutivos (CADE), que celebra su sesión Nº 55. La tarea es retadora: articular una nación con identidad común, que respete las diferencias y en la que logremos igualar las oportunidades de movilidad social y bienestar de los segmentos vulnerables.

Es claro que el motor de la inversión privada resulta fundamental para fomentar el crecimiento económico, y que este crecimiento debe ser muy superior al actual para lograr que los más pobres tengan acceso a una mejor calidad de vida. Para que este objetivo de inclusión económica, social y política se vuelva realidad, las tareas de los sectores público y privado resultan fundamentales.

No hay manera de que el Estado cuente con los recursos necesarios si, hoy en día, las empresas formales medianas evaden el pago de impuestos a través de diferentes mecanismos, como el fraccionamiento o la emisión de recibos de los distintos especialistas que brindaron el servicio. Pero al mismo tiempo, se requiere una Sunat mucho más efectiva, que cuente con fiscalizadores efectivos que detecten este tipo de prácticas que en la Lima más céntrica hoy ocurren, y que tomen las acciones punitivas y correctivas necesarias.

En paralelo, nos queda lejos la meta si no somos capaces de flexibilizar el mercado laboral para que los trabajadores puedan contar con acceso a sus derechos sociales, de manera plena: salud y pensiones. Esto que parece contradictorio resulta fundamental, porque solo si una empresa mediana se desarrolla bajo un esquema competitivo para la contratación será capaz de invertir en sus trabajadores que realmente son competentes. Al mismo tiempo, el trabajador contará con sus derechos sociales protegidos y estos se moverán con él, aunque cambie de trabajo.

Repensar de manera rápida cómo articulamos las poblaciones que se encuentran en las zonas marginales de Lima, permitiendo que inviertan en educación de calidad; mientras igualamos la cancha para que cuenten con la oportunidad de ahorrar para su casa propia, tomar un seguro en caso de incendio de su negocio o cotice para su jubilación en un fondo privado, es parte de la ruta crítica para que en el 2021 todos seamos ciudadanos, con los mismos derechos independiente de nuestra condición de origen.

Es dura la tarea, pero contar con gente realmente comprometida en el Ejecutivo, en el Congreso y en el sector privado resulta el punto de partida para atender las demandas insatisfechas y crecientes de una clase media cada vez más empoderada y con esperanzas de un futuro mejor para sus descendientes.

Vamos, Perú, no más cuerdas separadas. Todos juntos en pos del Perú que todos queremos, del que Paolo algún día soñó que sería posible.