Eduardo Zapata

Desconozco mayormente

Desconozco mayormente
Eduardo Zapata
15 de enero del 2015

Análisis de la caótica polarización política que se promueve desde el gobierno.           

Por no decir en el momento oportuno lo que sabía, el pueblo norteamericano cesó a Richard Nixon de la presidencia. Por verse obligado, luego, a no decir la verdad, independientemente del hecho. Traducido al español peruano, tuvo que dimitir por decir o permanentemente susurrar “desconozco mayormente”.

Decíamos en un post de Facebook “Entretienen a los jóvenes con la ley Pulpín, distraen con los insultos del Community Manager del ilustre Urresti a todo el mundo y con la novela Belaúnde Lossio. Tratando de tapar el problema de la santísima trinidad: la rima consonántica acústica Martín-"Chocherín"-Nadin (e), y una posible aventura para perpetuarse en el Poder directa o indirectamente. Ya esto ofende la inteligencia de cualquier mortal.”.

Los maltratos, los insultos y las malas maneras no son –lo sabemos- de la hora actual. Tampoco los psicosociales. Menos los libretos que salen de lugar distinto a Palacio de Gobierno.

Lo que sí es novedad es que esto ocurra en supuestas democracias. Lo que sí es novedad es que esto suceda con actores que no tienen el menor escrúpulo en mostrarse como parte de un libreto. Lo que es novedad es que en un sistema donde la libertad de expresión es esencial sean el periodismo y los periodistas objeto de amedrentamientos, burlas descaradas; y que se llegue a convertir a los hombres de prensa en cómplices hilarantes de expresiones formuladas simplemente para cambiar un tema incómodo y distraer la atención.

Cierto es que el periodismo ha hecho asomar –con sus denuncias documentadas- más que razonables indicios de corrupción. Gran mérito de la dimensión de investigación del periodismo. Pero cierto es también que muchos de los llamados líderes de opinión pública no completan ese trabajo procesando esos indicios para justamente ilustrar a esa opinión pública. Dimensionando los insumos de la investigación y mostrando sus alcances. Demérito de la misión del periodismo en tanto formador de opinión pública.

Lo que algunos creyeron era un asunto de temperamentos y discrecionalidad, no lo es. Los dichos de algunos ministros han sido avalados –bajo el pretexto de la libertad de expresión- por la señora Ana Jara. Y por el silencio de la pareja presidencial.

El problema es que esos silencios y avales tácitos o expresos se han convertido ya en parte del libreto y han comprometido la ética profesional de todos y cada uno de los ministros. Es imposible creer que un Ministro de Educación o Cultura –por ejemplo- avale dichos y decires provenientes del mundo oficial que hieden. Pero los silencios y el libreto comprometen a todos; asomando la mismísima palabra complicidad.

Algún iluso podría aludir a una “incapacidad moral permanente declarada por el Congreso”. Vacancia presidencial. Lo que sí es perfectamente exigible no son las disculpas de un ministro en particular. Tampoco lo es su renuncia en singular. Urge –si se cree todavía en los conceptos de capacidad o incapacidad morales- la renuncia de todo el gabinete. Sin enroques en su recomposición.

¿Quién debería hacer esta demanda ya? El Colegio de Periodistas. En defensa del derecho de la gente a estar informada, del deber de los periodistas a informar y de la obligación de un Presidente a decir oportunamente la verdad. En defensa de la esencia del quehacer periodístico en una democracia.

Eduardo E. Zapata Saldaña
(15 - Ene - 2015)

Eduardo Zapata
15 de enero del 2015

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