Tino Santander

Desborde popular y sociedad emergente

Desborde popular y sociedad emergente
Tino Santander
29 de marzo del 2016

Los sectores populares frente a las elecciones

José Matos Mar afirma en su libro Estado desbordado y sociedad nacional emergente que la revolución democrática no la hizo la burguesía nacional, y que la liquidación del orden oligárquico iniciado por Velasco Alvarado fue obra de los millones de peruanos migrantes que cambiaron la sociedad tradicional peruana.

Matos Mar, describe el proceso que se inicia en 1940, cuando millones de migrantes llegan a la capital con la ilusión de un destino mejor, pero solo encuentran la exclusión y el racismo del Perú oficial. Esta migración interna dio origen a las barriadas. Nacieron entonces San Cosme (1946), El Agustino (1947), San Cristóbal (1948), San Martin de Porres (1949), Ciudad de Dios (1954), Comas (1958), San Juan de Miraflores (1965), Villa El Salvador (1971), San Juan de Lurigancho (1976) y Huaycán (1984); entre las más representativas, que se convirtieron en distritos y que conforman los denominados “conos” Norte, Sur y Este.

La invasión del cerro San Cosme trazó la ruta: el primero objetivo es buscar un lugar disponible, y luego invadirlo. Después, asociarse con el gobierno local y subordinarse al ordenamiento urbano, para obtener el reconocimiento oficial del Estado. Lo más importante es vincularse políticamente con el poder de turno y acceder al gobierno. Y una vez que los invasores son propietarios de un lote para vivienda, viene la lucha por los servicios básicos. Excluidos por el sistema, crean sus propias fuentes de trabajo, enfrentándose a un estado burocrático y corrupto.  

Los migrantes son los que liquidan a la Lima tradicional y criolla, también son los que  lucharon por la propiedad de sus viviendas y los servicios básicos; también los que pragmáticamente apoyaron a aquellos partidos que los ayudaron a conseguir sus objetivos. Además, crearon un inmenso mercado.

La clase política no comprendió este proceso, mucho menos lo acompañó para orientarlo. Las barriadas primero, luego,los pueblos jóvenes, después las asociaciones de vivienda y, todo tipo de organización social se movilizaron políticamente al margen del Perú oficial. Son los sectores C, D y E, como despectivamente los llaman las encuestadoras que deciden las elecciones y que no tienen identidad política. El pueblo fue odriísta, belaundista, aprista, izquierdista y, ahora, aparentemente fujimorista.

La nueva sociedad limeña construida en los conos no fue obra del Estado, pero tampoco es producto del azar. Fue el espíritu emprendedor nacido de la necesidad de sobrevivir, el “sálvese quien pueda”, lo que creó la informalidad como modo de vida eficazmente enganchada a la globalización económica y a la revolución tecnológica.  

El próximo gobierno corre el riesgo de no tener legitimidad para gobernar por la informalidad de la clase política y del JNE. Insólitamente el propio presidente de la República ha cuestionado la actuación del organismo electoral. La clase media limeña cree que los sectores populares no están conectados a la política; pero se equivocan. Estos sectores no son tontos, simplemente se mantienen indiferentes por el momento. Intuyen que el próximo gobierno será mejor que el de los Humala-Heredia.

La tarea del próximo gobierno es gigantesca. Disminuir el déficit de infraestructura social y productiva es el gran reto que se debe superar para consolidar la sociedad nacional peruana que brillantemente bosquejara Matos Mar. 


Tino Santander Joo

Tino Santander
29 de marzo del 2016

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