Derrotemos al fujimorismo intolerante

El veto del Congreso a un libro de Javier Valle Riestra

El fujimorismo es dogmático, autoritario e incapaz de aceptar la crítica política. Tiene como ideólogos al hilarante Bienvenido Ramírez y a los achorados Galarreta, Letona, Alcorta y Becerril. En otras palabras, es un movimiento orientado políticamente por los lugares comunes del autoritarismo. Por estas razones es que la mayoría fujimorista vetó publicar una de las etnografías jurídicas más importantes del Perú, realizada por don Javier Valle Riestra, La responsabilidad constitucional del Jefe de Estado, que analiza los artículos 99 y 100 de la Constitución de 1993. Por eso, transcribo el artículo del ex parlamentario Javier Valle Riestra “El veto fujimorista”, que es un alegato contra la mediocridad:

Soy antifujimorista porque soy un defensor de los derechos humanos. Además, creo que los antis son la sinrazón de los hombres sin talento, sin embargo, en este caso es procedente ser anti. Considero, que el fujimorismo es una corriente popular que pretende expresar el abandono del Estado a través del caudillo que imponga orden eliminando “los privilegios de la casta política”. Este anhelo popular ha convertido al fujimorismo en un fascismo criollo que no respeta la diferencia ni acepta la crítica intelectual, porque es incapaz de rebatirla.

El fujimorismo no acepta críticas ni consejos democráticos, no entiende razones históricas porque no conoce la historia. Yo creí ingenuamente que podía orientarlos y convertirlos a la democracia en mi breve premierato, pero fracasé: Le explique en todos los tonos al expresidente que no se reeligiera, que eso no era democrático, pero los válidos de ese entonces lo llevaron por el camino del mesianismo soberbio y directo a la cárcel, en la que hoy clama amnistía.

Hace seis meses le pedí a la congresista Luciana León, tercera vicepresidenta del Congreso quien está a cargo del Fondo Editorial del Congreso, que publique mi libro La responsabilidad constitucional del Jefe de Estado, que es una investigación jurídica que vengo actualizando con adendas et corrigendas hace sesenta años. Recuerdo que le dije, en mi condición de ex concejal por Lima, ex constituyente, ex diputado, ex senador, ex premier, ex embajador, ex congresista y abogado constitucionalista hace sesenta años, que quiero dejar un libro que ayude a fortalecer la democracia peruana.

Además, a los 86 años no tengo otro interés que el de servir a la democracia y a mí partido el Apra. Y le expliqué que mi investigación versaba sobre los procedimientos constitucionales para juzgar políticamente a un ex jefe de estado sin violar los derechos humanos y respetando el debido proceso.

En esta nueva edición analizo los artículos 99 y 100 de la Constitución de 1993, que vulneran los propios principios de la Carta Magna y las normas supranacionales a las que el Perú está adscrito. También demuestro cómo el parlamento se convierte en un instrumento de persecución política, al margen del estado de derecho. Además advierto sobre el peligro de la tiranía parlamentaria promotora del caos político.

Sin embargo, luego de idas y venidas con el Congreso corrigiendo algunos detalles del texto, el 5 de abril, he recibido el veto del Congreso de mayoría fujimorista porque sostengo una crítica jurídica y política a la Constitución de 1993. No acepto el veto y retiro mi texto de un Congreso de mayoría totalitaria que se convierte en una amenaza para el Perú.

Finalmente la conversión del fujimorismo a la democracia es una farsa. Ellos han convertido el parlamento en un cuartel, en un convento en el que no se debate sino se obedece. Por lo tanto, es un imperativo de los demócratas derrotarlos políticamente en los sectores populares.

Tino Santander Joo