Derek Walcott (1930-2017)

Nos ha dejado uno de los grandes poetas de nuestro tiempo

Hace unos días (el 17 de marzo) murió, a los 87 años de edad, el escritor Derek Walcott, Premio Nobel de Literatura 1992 y uno de los mayores poetas de habla inglesa de la actualidad. Walcott nació en la isla caribeña de Santa Lucía, un pequeño estado independiente ubicado frente a las costas de Venezuela, ex colonia inglesa y francesa, y donde conviven muy diversas tradiciones culturales. Todo ello se expresa claramente en su obra, una poesía que parece describir incansablemente los paisajes caribeños, incorporando todo tipo de símiles y metáforas que remiten a lo mejor de la tradición literaria universal. Así lo demostró en Omeros (1990), un extenso poema épico, de alguna manera una versión americana y contemporánea de la Ilíada, que es considerado su obra maestra.

“Sólo soy un mulato que ama la mar. / Recibí una sólida educación colonial. / Hay en mí del holandés, / del negro y del inglés. / O soy nadie o soy una nación”, dice Walcott en el poema “Goletta Flight”. Nació el 23 de enero de 1930, en la ya mencionada isla que forma parte de las Antillas Menores. La sólida educación la recibió en el St. Mary’s College de Santa Lucía y en la University of the West Indies, en Jamaica. A los 18 años publicó su primer libro 25 poems (1948), al que seguirían Epitaph for the Young: Xll Cantos (1949) y Poems (1951), en los que se notaba claramente la fecunda asimilación de los clásicos ingleses (Milton, Shakespeare, etc.) y de poetas como Pound, Eliot, Lowell y Bishop. Pero en esa época su mayor pasión literaria no era la poesía, sino el teatro en el que incursionó con las obras Henri Christophe: A Chronicle in Seven Scenes (1950), Harry Dernier (1951) y Wine of the Country (1953). Paralelamente se dedicaba a hacer crítica de teatro y a dirigir el Trinidad Theatre Workshop, que él mismo fundara.

En 1981 Walcott fue contratado por la Universidad de Boston para enseñar literatura y creación literaria. Fue ahí que estableció una estrecha amistad con los poetas Joseph Brodsky (ruso) y Seamus Heaney (irlandés). Inicia entonces una nueva etapa de su producción poética, con títulos como The Fortunate Traveller (1981), Midsummer (1984), Love after love (1986), Central America (1987) y The Arkansas Testament (1987), muy bien recibidos por la crítica y que convirtieron a su autor en uno de los poetas más respetados del continente. Fue entonces que emprendió la creación de Omeros, un extenso poema épico —escrito en terza rima, a la manera de La Divina Comedia— que cuenta básicamente sucesos ocurridos en la isla de Santa Lucía (aunque en algunas páginas las acciones se trasladan a Norteamérica y Europa) y con personajes que remiten a los protagonistas de la Ilíada, desde Aquiles, Héctor y Helena hasta el propio Homero (el ciego Seven Seas).

Omeros fue considerado por la crítica como una verdadera obra maestra, uno de los más importantes poemarios del siglo XX. Y desde entonces no cesaron los reconocimientos a Walcott, comenzando por el Premio Literario W. H. Smiths (1990, otorgado a Omeros) y el ya mencionado Premio Nobel de Literatura 1992, hasta los recientes Griffin Poetry Prize (2015, por el conjunto de la obra poética de Walcott) y la Medalla de Honor de Santa Lucía (2016). "La poesía de Walcott representa la fusión de dos versiones fieles del infinito: el lenguaje y el océano. Y el padre común de ambos es el tiempo", afirmó alguna vez su amigo Brodsky. Sin duda Walcott fue uno de los más grandes poetas de nuestro tiempo.

Javier Ágreda