Derecho y Constitución

El tiempo del Derecho es el tiempo del diálogo

El 24, 25 y 26 de este mes de agosto la Facultad de Derecho de la Universidad San Ignacio de Loyola y la Asociación Peruana de Derecho Constitucional organizarán el XI Congreso Nacional de Derecho Constitucional en el Campus de la Fontana de USIL. El evento contará con la participación de juristas globales y peruanos como Alan Brewer-Carias, Armin Von Bogdandy, Lucio Pegoraro, Ruy Samuel Espindola, Nestor Pedro Sagues, Oscar Puccinelli, Ernesto Blume, Víctor García Toma, Domingo García Belaunde, José Palomino Manchego, Luis Sáenz Dávalos, Ricardo Beaumont Callirgos, Susana Castañeda Otsu, Francisco Miro Quesada Rada, Edgar Carpio, Carlos Hakansson, etc. Los grandes constitucionalistas de este país se darán cita para debatir sobre las grandes tendencias del derecho constitucional de nuestro tiempo. De este debate se esperan importantes propuestas que contribuyan al diálogo nacional en un clima de búsqueda de la verdad que contribuye al bien común.

El análisis académico de la doctrina constitucional se ha transformado en una dimensión esencial para el estudio del Derecho de nuestro tiempo. El Derecho tiende a plasmarse en textos que otorgan predictibilidad al contrato social. Las constituciones son documentos fundamentales que sirven para construir proyectos nacionales viables al consolidar el sentir de la mayoría y no la imposición maniquea de sectores más ideologizados, sectarios frente a la realidad. El constitucionalismo peruano se ha caracterizado por el respeto formal al papel que han jugado en la historia peruana diversas organizaciones vitales para la comprensión de nuestro clima institucional. Mientras la Constitución actúe de manera posibilista, la continuidad de la República está asegurada.

Precisamente el Bicentenario, que debe abordarse desde diversas dimensiones, también ha de analizarse tomando en cuenta la importancia de configurar un Estado de Derecho que nos permita continuar como una República viable. La estructura constitucional juega, en este sentido, un rol fundamental. Ciertamente hemos pecado de voluntarismo jurídico intentando aplicar a nuestro entorno instituciones que están diseñadas para otros escenarios. Pienso, en este sentido, en el término acuñado por Víctor Andrés Belaunde, “anatopismo”, que describió nítidamente el gran vicio nacional de adoptar sin adaptar. El Derecho peruano debe responder a la realidad nacional, impulsando principios de manera posibilista, buscando la técnica jurídica adecuada que nos permita solucionar problemas, no crear disfunciones adoptando un legalismo excesivo que luego es imposible de aplicar. No olvidemos, además, que la no aplicación del Derecho genera la desconfianza en el sistema lo que provoca el debilitamiento de la democracia y la pérdida de prestigio de la clase política y de los propios operadores políticos. Todo esto ha sucedido a lo largo de dos siglos en los que hemos avanzando a trancas y barrancas en el diseño y la aplicación de un Derecho funcional a los intereses nacionales.  

El Derecho es un freno decisivo ante la pulsión revolucionaria. La implementación del Derecho (enforcement) es fundamental para construir una sociedad desarrollada de cara al Bicentenario. El tiempo del Derecho es el tiempo del diálogo. Por eso, están todos invitados a este nuevo Congreso de Derecho Constitucional. 

Por: Martín Santiváñez