¿Demasiadas cucarachas para ser cierto?

El consumidor no es un desvalido, se ha demostrado en las redes sociales. 

En los últimos días se han propalado noticias sobre diversos establecimientos comerciales en los que consumidores encontraron cuerpos extraños o, incluso, seres vivos poco amigables en sus alimentos. Esto ha llamado la atención de las autoridades que han procedido a fiscalizar y clausurar locales comerciales y también, por cierto, ha llamado la atención de los medios de información, que han resaltado los hechos ocurridos. 

Es curioso que estas noticias salgan a la luz en un mismo lapso de tiempo… como si todos los establecimientos comerciales hubieran coordinado relajar sus controles de calidad o salubridad de manera paralela. No quiero, bajo escenario alguno, deslizar la tesis de que estamos frente a noticias ficticias o falsas denuncias. Sin embargo, el modo en que los hechos han sido presentados a la población parece más un psico-social que el relato espontáneo de noticias que, por coincidencia, se produjeron en un mismo periodo de tiempo. 

Más allá de esta curiosidad, sí debe llamarse la atención respecto de las condiciones de salubridad que se observan en el tratamiento de los alimentos. Las pobres condiciones existentes en muchos casos no son, sin embargo, un relato novedoso. Episodios anteriores han sido reportados incluso en los medios de información. Aunque es indudable que los consumidores tienen una tarea importante que empieza por el debido cuidado al elegir un establecimiento comercial, resulta preocupante que algunos proveedores no hayan puesto la atención debida en asuntos de tanta relevancia. 

El cuidado de la reputación adherida a la marca es una tarea más relevante que la estética o el precio. Allí, sin embargo, donde muchos abogan por mayores multas y mayor regulación… ha quedado demostrado el poder de las redes sociales y la voz de los consumidores. El impacto reputacional puede ser tan grande que puede hacer que toda una cadena de locales cierren en un país. Quizás exista un mensaje oportuno ahora que debamos destacar: la reputación importa y mucho. Antes que defender regulación y persecución, deberíamos empoderar a los consumidores con mayor acceso a la información y a mecanismos de revelación de ésta. En tiempos en los que Internet se masifica, esquemas legales tradicionales de protección al consumidor se hacen más obsoletos. El consumidor no es un desvalido y eso ha quedado probado con creces.   

Por Gustavo Rodríguez García
09 - Feb- 2015