Raúl Mendoza Cánepa

De Soto suma

De Soto suma
Raúl Mendoza Cánepa
09 de mayo del 2016

Un decisivo ingreso al equipo de Keiko Fujimori

Muchos olvidan por qué Sendero Luminoso la emprendió varias veces contra Hernando de Soto y su instituto (ILD): su propuesta atacaba la estrategia medular del terrorismo, dejándolos sin piso. Desde el Instituto Libertad y Democracia, el economista planteaba darle un valor de capital vivo al patrimonio muerto de los pobres, a través de la formalización y tornando a muchos peruanos —ubicados en el limbo legal— en empresarios y propietarios. La creación de riqueza, como la movilidad social, crearía una clase media sólida que sería un muro de contención contra el terror. Además, el IDL Aportó a la legalización de los comités de autodefensa, y ese es otro tema que se suele olvidar.

Pocos quizás recuerden también que fue de Soto quien operó en la línea de reinserción del Perú en la comunidad internacional, tras el catastrófico primer gobierno de Alan García, impidiendo que los economistas de centro —llamados “Los siete samuráis” y que eran más la continuidad del primer gobierno aprista— tomaran la posta. Fue, precisamente Javier Pérez de Cuéllar, por gestiones de Álvaro de Soto (hermano de Hernando), quien dio pase al gobierno de Fujimori con el sistema financiero internacional, tornando al Perú en un país respetado y no en el paria en el que se había convertido.

Mientras De Soto colaboraba con el buen rumbo del Perú y continuaba haciendo propuestas, Mario Vargas Llosa denostaba a su país, resintiendo su derrota política, con un rigor impermeable al beneficio de la duda. Pocos recuerdan que entre 1991 y 1994 De Soto presentó 26 propuestas que dieron muy buenos frutos. En el balance, en cuatro años su proyecto de Registro Unificado, “legalizó a 388,000 negocios, creó 558,000 trabajos, permitió aportes al fisco por 7,800 millones de dólares y redujo el tiempo para abrir y registrar una empresa de 278 días a uno, y el costo en 85%. El Banco Mundial convirtió ese programa en su proyecto bandera, bautizándolo ‘Doing Business’” (El Dominical, diario El Comercio, 11 de mayo del 2014). La presencia de De Soto en un hipotético gobierno de Keiko Fujimori y con un mayor margen de maniobra en cuanto a apoyo legislativo, colaboraría a la formulación de un sistema de titulación a todo nivel, que incidiría en el crecimiento económico, el fortalecimiento institucional y la certidumbre jurídica, reduciendo los costos de transacción e incrementando el acceso a la clase media.

Sin perjuicio ni cálculo de cuál sería el mejor gobierno, pues es indudable que PPK tiene credenciales y experiencia (y no se pretende reducirle méritos en estas líneas), si comparamos los diversos acercamientos políticos que se han producido en las últimas semanas, los fujimoristas tienen las de ganar. Hernando de Soto (ILD) y Elmer Cuba (Macroconsult) son personalidades que tienen un aporte técnico sustantivo, mientras que las sumas de PPK tienen más las tendencias de una resta. PPK se fotografiaba junto a sus nuevas adhesiones, César Acuña y Alejandro Toledo, mientras Keiko empezaba a delinear los pasos previos con De Soto.

Sin mezquinarle el capital político a Acuña en el norte (pese a sus plagios), las sumas de Keiko dan la impresión de estar dirigidas a consolidar un equipo técnico reformista, que libere las fuerzas productivas, rompa los diques estatales, provea de los insumos técnicos de una reforma institucional y encamine al Perú por la línea del desarrollo. Es natural que De Soto opte por lo gobernable, y lo gobernable está del lado del presidente que cuente con una mayoría parlamentaria que facilite el marco legal de una verdadera reforma. Por desgracia, decantado el escenario parlamentario, PPK no le ofrece a De Soto el margen de maniobra que sí le ofrece Fuerza Popular.

Por el contrario, es probable que la bancada pepekausista (pese a sus buenos cuadros) se fracture debido a la falta de unidad de sus fuerzas internas y a sus diversas tendencias. Esto podría dejar a PPK más debilitado aún, pese a los aportes parlamentarios de Acuña que, en síntesis, no son sino retazos pegados por un artificio condenado finalmente a negociar con el fujimorismo o a hundirse en la ineficacia legislativa.

La elección hecha por De Soto es práctica e inteligente, sujeta a las probabilidades reales de intervención efectiva y de viabilidad legislativa de sus propuestas. Un buen jale técnico para el fujimorismo, más allá de las respetables y legítimas opciones ciudadanas por un siempre respetable PPK. El ciudadano elige: que sea la razón —y no la protesta ni el prejuicio— lo que lo guíe a la hora de votar.

 

Raúl Mendoza Cánepa

 
Raúl Mendoza Cánepa
09 de mayo del 2016

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