Manuel Bernales Alvarado

De El Niño a la ONU

Alternativas para un desarrollo sostenible e integral

De El Niño a la ONU
Manuel Bernales Alvarado
26 de septiembre del 2018

 

Noticia reciente: probabilidad de nuevo fenómeno de El Niño costero en cuatro meses. A prepararse. Dato reiterado: la reconstrucción del norte sigue con los mismos problemas, en lugar de nuevas soluciones, como la inversión para los Juegos Panamericanos, contrato NEC y New Engineering Contract (primero en su tipo que deseamos resulte bien).

Esta modalidad permite además que se incorporen avances en el enfoque y nuevos métodos para lograr una sostenibilidad integral —ambiental, en particular—; métodos que han transitado desde la reducción y mitigación del impacto negativo (al hacer vías de comunicación, sistemas de transporte de carga y pasajeros, edificaciones, irrigaciones sin pago al territorio fuente, explotaciones mineras metálicas y no metálicas, generación de energía, pesca industrial incluso artesanal, monocultivos destrozando el bosque biodiverso) hasta la aplicación de la economía verde, economía circular y otras que se practican en países europeos, asiáticos y también vecinos.

Estos planteamientos —si bien muchos provenientes de Europa occidental y Norteamérica— han recogido avances teóricos y experiencias de hace más de un siglo, realizadas también en América del Sur, que postulando una economía humana, a partir del hábitat rural o urbano, introdujeron la noción de desarrollo y planificación del territorio con perspectiva intersectorial y proyección global. Perroux y Byé, desde el Instituto de Ciencia Económica Aplicada (ISEA), y Lebret, desde Economía y Humanismo e IRFED, sentaron las bases teóricas, metodológicas y experimentales avanzadas.

Ello acaeció en situaciones de crisis de regiones, países o ramas económicas del período del capitalismo industrial, luego de la II Guerra Mundial, la Guerra Fría, la descolonización del mundo, los nuevos Estados independientes, entre otras causas y factores concurrentes, entre los que es preciso incluir la influencia de las revistas Esprit (Francia) y Praxis (Yugoeslavia). Hubo una suerte de coincidencias, convergencias y cooperación, con aportes surgidos de la crítica y disidencia teórica y práctica del sistema comunista estalinista; como en Polonia; Brus y sobre todo Sachs, en la República Federativa de Yugoslavia;, Horvat y Supek, más adelante Vanek, en Checoslovaquia. También registramos influencias filosóficas, políticas y culturales desde África, Estados Unidos de América, Alemania y países nórdicos, en especial Gunnar Myrdal y Alva, su esposa, Galtung y Bruntland.

Todos impactaron en la academia, la política, los empresarios inversionistas innovadores, el Club de Roma (“Los límites del crecimiento”), el sistema de las Naciones Unidas y sus agencias especializadas (como la FAO y la UNESCO), donde trabajaron —y aún lo hacen— sobrevivientes y continuadores de ese repensar el ser humano en su entorno y la humanidad sin exclusiones.

En nuestra América deben recordarse la CEPAL y luego FLACSO, a fines de los años cincuenta. Naturalmente el papel de la sociedad civil, cooperación, horizontalidad, don, intercambio, no precio ni mercado, ha crecido en número y complejidad. El continente invisible, dijo Galtung en los sesenta, hasta llegar a modalidades actuales tan desarrolladas, aunque no pocas rechazadas.

Ese período complejo desembocó en el aggiornamiento, ecumenización, teologías de la liberación y reacciones del tradicionalismo de la Iglesia Católica Romana, superadas estas desde el Concilio Vaticano Segundo. Grandes encíclicas o cartas de los Papas a los católicos y toda la humanidad mantienen vigencia, en especial Mater et Magistra (1961), Pacem in Terris (1963), Populorum Progressio (1967), y Humanae Vitae (1968). Paralelamente vimos cambios pertinentes y relevantes sobre el subdesarrollo, la pobreza, la desigualdad y el ecodeterioro en todo el mundo.

Parte de las megatendencias son las respuestas mundiales, que hoy se ven amenazadas en su concepción sistémica —y por ende política y estatal—, por prácticas ancilares y concepciones privatistas y oenegistas. Se pretende hacer cambios de sustancia sin que se ejerza la responsabilidad de proteger e invertir, que tiene el Estado para con su pueblo y territorio íntegramente considerados. Se aprecia en la Semana del Clima y el Diálogo de Talanoa, hacia la nueva COP Climática en Bonn. También en el 73° Período de Sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Varias potencias mundiales impiden que se avance en la construcción de una paz duradera y un planeta seguro.

No faltan Estados que insisten en donaciones y en la “cooperación norte sur” como mayores inversionistas, en vez de movilizar sus recursos políticos y capacidades ciudadanas para negociar con los “grandes”.

 

Manuel Bernales Alvarado
26 de septiembre del 2018

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