Cuestionamientos a PPK

La crisis de legitimidad de las elites políticas

El fin de semana pasado me reuní con Marcos Sipán, uno de los líderes del movimiento “pulpín” y me dijo: “PPK, ha instalado un clan tecnocrático, con Fernando Zavala a la cabeza, para hacer negocios privados subsidiados por el Estado. La prueba son los audios de los ministros con el contralor. Nada esperamos de este gobierno lobista”. Carla Tello, estudiante de la mesocrática Universidad Católica fue más radical: “A PPK, lo vamos a vacar si indulta a Fujimori, no puede traicionar el voto de los peruanos”. Jorge Valverde, dirigente de los institutos técnicos de Lima, dice: “Los ministros trataban de vacilar al contralor con su floro técnico, para que la haga con Chinchero; pero son tan monses que no se dieron cuenta de que ese tío es un Pedro Navaja que les grabó toda su pendejada”.

Fredy San Román, ingeniero civil y empresario dice: “Estoy de acuerdo con los jóvenes y tú sabes que soy de derecha, pero este gobierno está en nada. La inversión pública y privada son negativas, y encima no tienen manejo político. Además cada vez que están en problemas el presidente anuncia que va indultar al chino”. Antonio Hernández, médico del Hospital Cayetano Heredia dice: “Todo el sistema de salud pública está quebrado; las epidemias en el norte del Perú son una amenaza muy grave y todos los gremios de salud le han quitado la confianza a la ministra. Por eso, vamos a una huelga indefinida”.

Beltrán Serrano, dirigente campesino cusqueño señala: “Nos equivocamos con PPK. Los campesinos creíamos que el gringo iba a apoyar a los agricultores, que la política de sustitución de los cocales iba a ir acompañada de alternativas productivas rentables, que íbamos a tener una política agraria y todas las promesas de agro próspero fueron mentiras de la campaña. PPK debe irse por mentiroso”. Leocadio Zavala, también dirigente campesino dice: “La marcha de los cocaleros a Lima es justa. El VRAEM es una de las zonas más abandonadas del Perú, en la que gobierna el narcotráfico”.

Javier Del Río, psicólogo relata el drama de los limeños que viven en las zonas marginales: “La salud mental de la gente que viven en los desiertos y en los cerros sin servicio básicos son de frustración, resentimiento e impotencia, que se expresa en el aumento de la violencia familiar, el alcoholismo, la drogadicción y el pandillaje juvenil. Millones de limeños viven como los refugiados de una guerra del medio oriente”.

Washington Sierra, profesor de educación secundaria cusqueño dice: “No somos del Movadef como afirma la ministra Marilú Martens, tenemos una plataforma gremial que consiste básicamente en aumento de salarios. No entendemos cómo el gobierno continúa con proyectos corruptos como la refinaría de Talara, la sobrevaluada línea dos del metro limeño hecha por Odebrecht —socios de PPK en su ONG Agua Limpia—, y no hay plata para aumentar a los maestros. Eso no es justo”.

El pintor cusqueño Javier Palomino dice: “Nosotros creíamos que PPK tenía sensibilidad social, pero nos hemos dado cuenta que es un frío hombre de negocios, al que solo le interesa la fatuidad del poder de los grupos económicos. Creemos que lo mejor para el Perú, sería adelantar las elecciones, Si no, la violencia política volverá.”

Los testimonios que transcribo evidencian la crisis de legitimidad de las elites políticas y empresariales. Espero que sirvan para reflexionar sobre el destino de la democracia peruana.

Tino Santander Joo