Mario Saldaña

¿Cuánto debe ganar/tener un candidato?

¿Cuánto debe ganar/tener un candidato?
Mario Saldaña
14 de enero del 2016

Sobre los ingresos de los postulantes presidenciales

Hace poco mi sobrino de 11 años, que adora el fútbol por sobre todas las cosas, y que alberga en sus sueños la posibilidad de alternar alguna vez en su vida en un equipo de alta competencia y jugar en la Champions League, me preguntó: “para ser un futbolista con fama y éxito ¿tienes que ser pobre o nacer en una familia pobre?”.

Le respondí que no. Que no necesariamente. Que hay varios casos de deportistas que no provienen de familias necesitadas que alcanzan el éxito y el reconocimiento mundial. Y vino la repregunta de rigor: “¿Y por qué entonces los más famosos, los más conocidos, han sido muy pobres de niños, y después hasta películas les hacen?”. Mi respuesta fue mucho más extensa, como ustedes comprenderán, y empecé a buscar ejemplos que refuercen mi argumento. Encontré algunos casos, pero ni mi memoria ni la información de la que disponía, lograron superar los 10 nombres.

Esta conversación se me vino a la cabeza hace unos días cuando en radio Capital lanzamos la pregunta al público “¿qué piensa de las declaraciones de ingresos y patrimonio de los candidatos a la Presidencia?.¿Está bien que un candidato tenga ingresos por encima de los 56 millones de soles al año? ¿Quién le da más confianza, un candidato con plata u otro pobre u otro que gana como un gerente u otro que gana como empleado?.

Las respuestas revelaron de todo. Desde racionalidades pragmáticas hasta los estereotipos más enraizados en la gente: “el pobre, el misio, el arrancado entra a robar”; “el rico no roba porque ya tiene plata, solo lo hace por tener más poder”; “la plata llama a la plata, el que tiene bastante quiere más y por tanto va a robar mucho”; “ninguno dice la verdad, si dicen que ganan 50 seguro ganan 100”.

Lo que sí puedo decir es que, independientemente de lo que luego las autoridades competentes investiguen en torno a las hojas de vida (el que miente queda fuera de la competencia según la ley electoral), la transparencia y la verdad no hacen daño.

Asimismo, afirmar que gracias a lo declarado por el señor Acuña vamos rumbo a una plutocracia, me parece un exceso absoluto. Personalmente me genera menos resistencia un candidato que diga la verdad sobre su realidad económica, que el que la pega de pobre, pero que usa la política para enriquecerse mediante financistas legales o no para su campaña (ejemplo, las agendas de Nadine y el caso de Soros con Toledo).

Justamente porque “la plata no llega sola” es mejor no “escandalizarnos” con la verdad.

Y, finalmente, en cuanto a los estereotipos, como le dije a mi sobrino, lo que mide a los deportistas y a los políticos que pasan a la historia, no es el origen ni el tipo de cuna en la que nacen (influyen por cierto en la personalidad de todo ser humano), sino el legado que dejan a las futuras generaciones. Casos hay para todos los gustos.

Por: Mario Saldaña

 
Mario Saldaña
14 de enero del 2016

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