Dardo López-Dolz

Cuando la Ley es solo referencial

Cuando la Ley es solo referencial
Dardo López-Dolz
12 de agosto del 2014

¿La debilidad de nuestras leyes está en el subconsciente de los ciudadanos?

Las sociedades prósperas exhiben respeto absoluto a las leyes. Éstas son aceptadas como principios indispensables para la convivencia pacífica en resguardo de la libertad, la integridad física y el patrimonio personal y familiar.

La abundancia de normas absurdas y la abusiva discrecionalidad del funcionario público gestaron la institucionalización de la informalidad como respuesta económica eficaz de un pueblo ante un Estado abusivo. La persistencia de este criterio nos permite tolerar los niveles de inseguridad geométricamente crecientes que hoy nos afectan.

El reciente esfuerzo estatal de establecer una división entre la minería informal y la minería ilegal muestra cuán borrosa puede ser la línea que separa ambos comportamientos en la concepción que tiene el ciudadano peruano del límite entre el incumplimiento socialmente aceptable de la ley y el acto delictivo.

El ciudadano peruano de cualquier ocupación o estrato socioeconómico solo respeta las reglas cuando el incumplimiento es fácilmente detectable y la sanción segura. No hemos internalizado la necesidad de respetar un marco jurídico como algo bueno sino como ajeno e improductivo. Y como consecuencia, eliminamos todo tipo de sanción social al incumplimiento.

La debilidad de la ley en el subconsciente peruano es un lastre que ningún gobierno ha advertido. Y esta situación empeora cuando se pretende, ingenuamente, que al complejizar más la urdimbre de leyes éstas serán automáticamente cumplidas. Se ignora que a más complejidad crece sistemáticamente la tendencia a ignorarlas, y también crece la corrupción vía la extorsión del funcionario público a los ciudadanos que, por la naturaleza de nuestra actividad, no podemos escapar del yugo formal.

Durante este periodo presidencial, el ímpetu controlista nacido de la fusión de la cultura castrense y el estatismo socialista, se han multiplicado los requisitos y las facultades discrecionales de los funcionarios públicos, generando mayor corrupción y mayor lejanía entre el Estado y los ciudadanos. No es coincidencia que también la criminalidad venga aumentando.

Es imprescindible que el próximo gobierno preste pronta atención a este problema desde el inicio de su gestión, que es cuando cuenta normalmente con el apoyo emocional de la población, imprescindible para los grandes cambios.

La meta debe ser conseguir que la formalidad empiece a ser sentida por las personas como un paraguas y no como una pesada mochila llena de sanguijuelas.

Para cambiar esta percepción de obligatoriedad relativa que otorga el peruano a la ley, se debe trabajar al mismo tiempo en la prestación efectiva de servicios estatales para:

  • Restablecer la seguridad ciudadana,
  • Alcanzar calidad en salud pública 
  • Anteponer en educación pública el alumno al profesor. 
  • Crear condiciones para la mejora de la red vial.
  • Disminuir las trabas a la inversión privada

El ciudadano debe percibir que el Estado dejará de robarle su dinero e invertirá en garantizar las funciones señaladas, sistematizando al mismo tiempo la gestión estatal para eliminar los márgenes de discrecionalidad y reducir el número de personas improductivas que vegetan colgados de la ubre de una vaca que todos alimentamos, y reemplazarlas por pocos pero bien preparados y bien remunerados funcionarios de calidad.

Por Dardo López-Dolz Madueño

 

Dardo López-Dolz
12 de agosto del 2014

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