Daniel Córdova

Cuando la empresa debe hacer Política

Cuando la empresa debe hacer Política
Daniel Córdova
04 de noviembre del 2015

Las empresas extractivas frente a los conflictos “sociales”

En una sociedad institucionalizada, la política se hace en partidos organizados, las autoridades legislan y el Estado tiene el monopolio de la fuerza para hacer cumplir la Ley. En esas sociedades desarrolladas, las empresas son personas jurídicas que se dedican a generar valor, pagando impuestos y cumpliendo la ley. En una sociedad de instituciones débiles, suelen haber más leyes de las necesarias que muchas veces no se cumplen o se cumplen a medias. En esas sociedades subdesarrolladas, a las empresas no les es suficiente cumplir con la ley y pagar sus impuestos. Además, muchas veces deben sustituir al Estado y pagar más de lo que corresponde para poder invertir y generar valor.

Tal es el caso de las empresas extractivas en países como el Perú. Sus proyectos se han parado por conflictos políticos. No por “conflictos sociales”, término benévolo que le sienta bien a quienes viven de alimentar la oposición a los proyectos mineros y energéticos. Los actores principales de dichas paralizaciones no han sido los “movimientos sociales”. Han sido las autoridades electas, gobernadores y alcaldes. Han sido autoridades que en principio no eran antimineras, pero que han sido copadas por activistas que les han hecho ver que pueden ganar réditos políticos oponiéndose o, simplemente, los han amedrentado. Para ello han utilizado organizaciones ilegales (mal llamadas “organizaciones de base”) muchas veces bautizadas como “frentes de defensa”.

Por lo general, no siempre, el Poder Ejecutivo no ha estado en capacidad de ganar políticamente la batalla. Donde los proyectos han salido adelante ha sido porque la empresa ha tenido la habilidad de hacer un trabajo Político (con “P” mayúscula) profesional. Cuando los proyectos no han salido adelante, ha sido en gran parte porque la empresa ha pecado de arrogante y le ha dejado el trabajo a gente poco capaz de asesorar técnicamente a las autoridades y de generar relaciones de empatía con ellas.

Un ex-alcalde con el que trabajé en una zona de conflicto, y al que logramos hacerlo pasar de las filas antimineras a las del prodesarrollo, me explicó con un ejemplo simple por qué ahora las empresas deben hacer Política con “P” mayúscula: “Mis padres eran analfabetos. La mina le daba dos regalitos y podía contaminar todo sin problema. Yo soy profesor de secundaria. A mi que la mina no me venga con regalitos y que no contamine. Que la mina apoye mi gestión con técnicos que saquen adelante mis proyectos”.

En nuestro país, las empresas deben hacer política para sacar adelante sus proyectos. Deben saber dialogar con los opositores y aceptar severas dosis de irracionalidad y emotividad. Deben saber comunicar con humildad y pertinencia, y despedir a todo funcionario que tenga la arrogancia de faltarle el respeto a una autoridad. Deben colaborar con la gestión de alcaldes y gobernadores, en particular para priorizar y ejecutar con celeridad sus presupuestos y el que se logre del Gobierno Central. Deben convertirse en asesores de aquellos que al final del día pueden facilitar o parar los proyectos.

Hemos visto funcionarios caer en torpezas y arrogancias, en lugar de transmitir humildad y compromiso con el desarrollo, como si se tratara de tener la razón. No se trata de tener razón, señores, se trata de sacar adelante sus proyectos. No se trata de elevar la imagen corporativa de la empresa. Se trata de elevar la imagen de los políticos que nos ayudan a generar valor. Eso es lo que la empresa debe hacer en esas circunstancias: Política, por más que les apeste.

Por: Daniel Córdova

Daniel Córdova
04 de noviembre del 2015

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