María Cecilia Villegas

¿Cuando empezamos a construir país?

¿Cuando empezamos a construir país?
María Cecilia Villegas
19 de mayo del 2016

En el Perú nadie respeta ni hace respetar los derechos de los demás

Hace unos días un adolescente que creció en un país desarrollado me decía que no entendía al Perú. La gente es agresiva, no puede salir a caminar a la calle sin temor a que le roben el celular, la gente empuja, agrede y es violenta. Nadie sonríe, nadie es amable, nadie da pase. Todos se insultan y todos desconfían de todos. Hasta sus amigos en el colegio pelean todo el tiempo. Ello es producto de la sociedad postviolencia terrorista que hemos construido. Incapaces de mirar hacia el futuro.  

La violencia se extiende en todos los ámbitos. Los noticieros son extremadamente violentos, la voz de los locutores agrede, los programas de concurso y los magazines también. Todo nos asalta constantemente. Intente hacer un trámite, en una entidad del Estado o del sector privado, y será agredido de igual manera por personas que no entienden que se deben al cliente. Creemos que si no damos pase, somos más machos y llegaremos un minuto antes a nuestro destino. Creemos que si no sonreímos,somos más fuertes. Que si levantamos la voz en una reunión de trabajo somos más eficientes.

Los políticos se agreden unos a otros, como si insultarse resolviera los problemas del país. Los periodistas atacan a los entrevistados, como si usar la ironía y ser prepotentes e irrespetuosos los hiciera mejores entrevistadores, más inquisitivos. La violencia desatada a raíz del irresponsable reportaje presentado por Cuarto Poder debería avergonzarnos a todos. ¿Es acaso esa la sociedad en la que queremos vivir? Existe todavía el derecho al buen nombre y a la buena imagen, pero ello no parece importarle a nadie. Twitter es un campo minado de “valientes” peruanos que se esconden tras una computadora, insultan y amenazan a quienes no piensan como ellos. Discrepar es un delito.

Los conflictos sociales generados por la soberbia de las empresas y el aprovechamiento de líderes radicales que buscan notoriedad y puestos públicos, cuando no lentejas, no cesa. No existe quien represente los intereses de los pobladores más pobres. Nadie los escucha y nadie les lleva información cierta. ¿Sabía que quienes no quieren unirse a las marchas son obligados a hacerlo a través de violencia física contra ellos o sus negocios? Y así se frustra el desarrollo, en manos de la violencia.

Esta es nuestra sociedad, donde nadie tiene consideración por los demás y el vecino no importa. Importa imponerse. Los ciudadanos no confían en el Estado ni en los demás ciudadanos. No existe cohesión social, ni conciencia de grupo. No nos importa el bien común ni tenemos una visión de país. No nos enfurece la discriminación, ni saber que uno de cada cuatro peruanos vive en pobreza. No nos interesa que niñas de doce años sean prostituidas por tres soles; ni los adolescentes asesinados en las calles ni la violencia física y sexual contra las mujeres.

Y olvidamos que una de las condiciones para llegar al desarrollo es que exista cohesión social y confianza entre los ciudadanos, y entre los ciudadanos y el Estado. Esto es, que sepan que el Estado va a responder imponiendo orden y seguridad, controlando la violencia, administrando justicia, defendiendo derechos de propiedad y garantizando libertades civiles, políticas y económicas. Esta confianza es la que hace que las normas sociales se cumplan no por miedo a una sanción, sino porque existe un interés de grupo de vivir en armonía. En el Perú nadie cree en nadie.

 

María Cecilia Villegas

 
María Cecilia Villegas
19 de mayo del 2016

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