Crisis u oportunidad

Momento de reconstruir también las instituciones mal diseñadas

Más allá de la necesidad de evitar el alarmismo, es importante que el gobierno informe a la ciudadanía, con fundamentada claridad, acerca de la probabilidad de que el fenómeno climático se prolongue o repita más adelante durante el año. Sobre todo cuando websites usualmente serios, lo anuncian citando informes científicos. Si tales informes no existen o carecen de seriedad o si las páginas web han sido clonadas para generar alarma, pues deben decirlo. Si por el contrario son informes serios, con mayor razón deben avisarnos para que los ciudadanos de las zonas en riesgo puedan tomar las medidas de precaución que estén a su alcance. Ya bastante daño causó la negación del riesgo y el irresponsable desvío de los fondos de prevención durante el gobierno pasado.

Los desastres naturales son seguidos por emergencias de salubridad y problemas de seguridad. El agua estancada y la descomposición de la materia orgánica favorecen la proliferación de infecciones gastrointestinales y respiratorias, y disparan en la población vectores de diversas enfermedades. Los delincuentes (incluidos los fugados con o sin incendio), sin importar su edad, no tardan en tomar ventaja del aislamiento y la concentración policial en las labores de rescate. Urge por tanto, si no lo han hecho ya, diseñar y ejecutar planes contingentes de salud y seguridad.

Más allá del reiterado desatino verbal y la lentitud de reacción inicial, se ha gatillado una inusual colaboración transversal con las víctimas del fenómeno de El Niño, tanto a título privado (personal, religioso, asociativo y empresarial) como estatal, con la activa participación de miembros del Ejecutivo y el Legislativo. Más allá de expresiones infantiles de odio irracional, (acicateado por cierta prensa, que un año después sigue en campaña), el Perú entero ha reaccionado solidariamente.

En la filosofía oriental, las crisis son usualmente abordadas como oportunidades para hacer mejor lo que antes hicimos mal. Es tiempo de reconstruir no solo puentes y carreteras, sino también las instituciones mal diseñadas y relaciones interpartidarias deliberadamente envenenadas por el bando perdedor, que tan hábilmente viene arreglándoselas para infiltrar el vientre de esa especie de caballo de Troya en que ha devenido buena parte del equipo de gobierno.

Va a ser necesario repensar la regionalización disfuncional que hoy adolecemos. También recuperar el imperio de la ley en materia de definición de zonas como inhabitables, de lo contrario todo esfuerzo de prevención futura será insuficiente cuando las aguas reclamen nuevamente sus rutas naturales.

Tonto sería no aprovechar para reconstruir la relación cercana que primó hasta diciembre del 2015 con el partido que más votos recibió, convirtiéndolo en primera mayoría del Congreso. Un partido cuya ideología y objetivos reconoció siempre PPK tener mucho más en común (ambos aglomeran defensores del libre mercado y la seguridad democrática, junto a conservadores y capitalistas instintivos) que con las formas abiertas o embozadas de ideología socialista-estatista-castrante que tanto daño viene haciendo desde fines de los sesenta.

Cuando las cosas son difíciles, es aún más importante pensar con claridad.

Dardo López-Dolz